jueves, mayo 27, 2004

¿Qué cuernos es la Ley de Lemas?

Por Ignacio Andrés Amarillo (para Agencia Imass)

Antes de adentrarnos en el tema, tengamos en cuenta algunas consideraciones:

1- La Ley de Lemas fue creada en los países nórdicos, dotados de una gran madurez democrática y con un fuerte sistema de partidos.
2- Fue pensada para regímenes parlamentarios, con una representación proporcional doble, hacia adentro y hacia afuera de las instituciones partidarias, a través de un sistema D’Hont doble.

Ahora bien, estas características distan de las condiciones que el sistema adopta en nuestro país, porque:
1- Sólo en la Argentina pudo alcanzarse el tope en materia de triquiñuelas electorales, en medio de un sistema de partidos devastados y desarticulados.
2- Fue aplicada para la concesión de cargos ejecutivos, donde en el comicio general y hacia adentro del lema sólo puede haber un ganador, pervirtiendo el espíritu de la norma.

Pero no todo son críticas hacia la Ley de Lemas. ¿Cuál es la utilidad de la misma? Fundamentalmente, resolver la interna de los partidos o coaliciones, según la preferencia de los electores. Así, los votantes de un partido o coalición de partidos puede asegurar una serie de escaños para esa fuerza política, para luego, según la distribución de votos entre los sublemas, repartir esas bancas proporcionalmente entre las distintas facciones. Con esto se buscó trascender el antiguo sistema de internas de afiliados, en el que los oficialismos internos suelen usar las estructuras (y padrones llenos de muertos y desafiliados, vale agregar) para imponerse sobre los sectores renovadores y marginales de la agrupación. También permite la construcción de alianzas y coaliciones, aunque desgraciadamente la versión “reutemanizada” del sistema de Lemas obliga disparatadamente a las alianzas (con el pretexto de transparentar el mandato popular) a presentar una “lista unidad”. Esto llevó en las últimas elecciones a que el Encuentro Progresista se organice bajo el paraguas del Partido Socialista.

Un poco de historia

La Ley de Lemas fue sancionada en las postrimerías del gobierno de Víctor Félix Reviglio, en un momento en que el Partido Justicialista se encontraba virtualmente acéfalo, sin líderes ni referentes visibles. También estaba muy golpeado por incidentes tales como los “juguetes” de Antonio Andrés “Trucha” Vanrell, el robo del Puente Colgante durante el mandato de José María Vernet y las causas por corrupción de Carlos Aurelio Martínez, que lo llevarían a prisión (Reviglio tuvo denuncias vinculadas a insumos médicos, pero “el agua no llegó al río”).

En ese cuadro de situación, la nueva norma electoral aparecía como un buena manera para que el justicialismo retuviera el poder y a la vez solventase la interna, con el ungimiento de un conductor provincial. A todo esto, la Unión Cívica Radical liderada por Eduardo Usandizaga (Convergencia) apoyó la sanción de la ley, pero luego se “arrepintió” y llegó a los comicios de 1991 en un solo bloque, sin distintos sublemas. El oficialismo estimuló la presentación de una variopinta fauna de candidatos, provinciales y municipales, estrenando la modalidad de las campañas múltiples (todos los sectores trabajando al 100 % de su capacidad, más que si se alineasen tras una fórmula única).

El resultado de las elecciones mostró la consumación de los objetivos: Carlos Alberto Reutemann fue elegido gobernador y ascendido a gran caudillo del PJ. La intendencia de Santa Fe (que luego del escándalo del “Bataraz” Martínez estuvo en manos del locutor demoprogresista Enrique Muttis (y, tras su muerte, de su sucesor Hugo Ponce) fue recuperada en la figura del ex presidente del Concejo, Jorge Obeid. El municipio rosarino (en manos del “Vasco” Usandizaga) recaería en Héctor “Tigre” Cavallero, socialista, que cuatro años más tarde armaría el Partido del Progreso Social como sublema del PJ, jugada que casi lo lleva a la Casa Gris, vez en la que, en comicios irregulares, Obeid llegaría a la gobernación.

Pero el novedoso sistema electoral no sólo sería aprovechado por el oficialismo. Ya en 1995 (y antes que en ámbito nacional) se conformó la Alianza Santafesina, que unía a radicales, frepasistas y demoprogresistas. Allí se inició un sistema (que llegó hasta 2003, con la creación del Encuentro Progresista, con Binner a la cabeza) que permite reunir verdaderas “bolsas de gatos” casi sin consensuar listas (sólo para los cargos nacionales) y pateando para adelante la discusión programática.

Conclusión

Al parecer la Ley de Lemas tiene los días contados. El mínimo consenso entre las declaraciones de los partidos, siguiendo la voluntad popular, apunta a su derogación. La discusión vendrá en torno al sistema que deberá reemplazarla. El Ejecutivo ha planteado su idea de sustituirla por un sistema de internas abiertas, simultáneas y obligatorias en el estilo de las “primarias” estadounidenses. Pero algunos sectores de la oposición se muestran renuentes, diciendo que esa propuesta es inviable. Más allá de esto, tal vez el escollo más grave pase por la “poca voluntad” del partido gobernante para derogar un sistema que no le trajo más que beneficios políticos, más allá de provocar el distanciamiento con la gente. En el choque entre estas pulsiones se jugará el destino político de la provincia. La provincia, mientras tanto, observa y espera.

1 Comments:

At 9:02 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tenía entendido que al sistema de lemas lo había inventado un matemático bulgaro y se empezó a usar luego de la Revolución Francesa.

 

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