miércoles, abril 02, 2008

Metal del nuevo y del viejo en una noche muy pesada

Ozzy Osbourne y Korn fueron las estrellas de la primera jornada del Quilmes Rock 2008, en un encuentro internacional y poderoso. Show relata aquí las vicisitudes de una velada que para muchos será inolvidable


Ignacio Andrés Amarillo
show@unosantafe.com.ar



El domingo se produjo la apertura del Quilmes Rock 2008 con su gran noche internacional, estelarizada por Korn, la banda fundacional del nü metal en los 90, y la leyenda del metal Ozzy Osbourne, vocalista de la formación histórica de Black Sabbath. Una multitud llenó mucho más el campo que las gradas: la noche pedía saltar y corear hasta el final.

La previa
Luego de las actuaciones de 202 y Volador G en un escenario alternativo, Carajo tuvo la misión de abrir la jornada. Con un sonido pésimo que cambiaba todo el tiempo, el trío de los ex Animal Marcelo Corvata Corvalán y Andrés Niño Vilanova (que completa el guitarrista Hernán Langer) repasó varios de sus poderosos temas y cerró con un enganchado instrumental que incluyó el célebre Walk de Pantera.

A continuación, Zakk Wylde (guitarrista de Ozzy Osbourne) hizo su primera aparición en el día, al frente de su proyecto personal denominado Black Label Society, que hizo las delicias de muchos (especialmente quienes habían ido a ver al ex Black Sabbath) y fue un descubrimiento para otros tantos.

Al sur del arco iris
Más tarde fue el turno de Rata Blanca, la legendaria banda liderada por el guitarrista Walter Giardino, como Adrián Barilari al frente de la voz. Acá comienza la discusión: para muchos, la actuación de este crédito local estuvo “de más”, como recargando una noche que venía suficientemente fuerte con sus dos números principales.

De todos modos, supieron enganchar a muchos con los temas de su repertorio, con clásicos como Hagar la Bruja y Guerrero del Arco Iris: muchos esperaban Mujer Amante y La Leyenda del Hada y el Mago como bises, unos bises que nunca llegaron. Entre medio, Giardino (cuyos dedos sobre el diapasón de su Fender Stratocaster Yngwie Malmsteen Signature fueron destacados en las pantallas) se lució con un largo solo que fusionó al Voodoo Chile de Jimi Hendrix con Confortabily Numb de Pink Floyd.

El incidente Carca
El momento más penoso de la jornada fue sin duda el protagonizado por Carca, quien junto a Diego Castellano, baterista de Babasónicos y una rubia bajista fueron enviados al patíbulo: la organización decidió que antes del comienzo de Korn salieran y, en un pequeño escenario ubicado en la punta de la pasarela, tocaran clásicos del rock nacional como No Pibe o Rutas Argentinas. La catarata de insultos, escupitajos y botellas plásticas no se hizo esperar. Los músicos siguieron tocando sin inmutarse, pero al final Carca dirigió un “nice to meet you” a una audiencia que le pedía por favor que se vaya.

Héroes de los 90
Korn fue sin duda la banda que mejor sonó desde el punto de vista técnico. Encabezados por Jonathan Davis, probablemente el mejor cantante del nü metal (Fred Durst muérete de envidia), ataviado con una pollera camuflada, los californianos (cuya formación oficialmente se completa con James Munky Shaffer en guitarra y Reginald Fieldy Arvizu en bajo, acompañados por una banda de batería, segunda guitarra, coros, percusión y teclados) invitaron al público a saltar y moshear como nunca, con temas como Right Now (en la apertura) el clásico Freak on a Leash, el reciente Evolution, Fuck It o Got the Life: “Gracias a ustedes tenemos la vida”, dijo Davis antes de tocar ese tema.

Antes, el vocalista del extraño pie de micrófono había tocado la gaita, elogiado a Ozzy, fusionado el We Will Rock You de Queen y dedicado sus viejos temas “a los fans de Korn en la casa”, en un show que se extendió por una hora y cuarto: “Gracias por hacer realidad nuestros sueños”, fue la despedida, luego de interpretar Blind, otro tema muy esperado.

Un mito en escena
Finamente el denominado “príncipe de la oscuridad” salió a revalidar sus títulos, acompañado de una poderosa banda encabezada por el ya mencionado Zakk Wylde, con sus guitarras con círculos concéntricos y ondas, junto a un tecladista y los músicos que grabaro el reciente Black Rain: Rob Blasko Nicholson en bajo y el ex Faith No More Mike Bordin en batería. Luego de un video humorístico en el que Ozzy se fusionaba en escenas de series como Lost y The Office o filmes como La Reina, el Carmina Burana de Carl Orff y unas cruces blancas sobre fondo negro en las pantallas anunciaron la salida de los artistas, que abrieron el concierto con el último corte de difusión de Ozzy, I don’t Wanna Stop, para luego seguir con el clásico Bark at the Moon.

Dueño de una trayectoria de más de tres décadas, el cantante recorrió una verdadera colección de “grandes éxitos”, como Suicide Solution, Mr. Crowley (apoteótico), Crazy Train, Road To Nowhere, Mama, I’m Coming Home, el reciente Here for You o War Pigs (avisó como pidiendo permiso que iba a tocar un tema de Black Sabbath).

Carismático y divertido, Ozzy instigó a un público que no paró de agitar y saltar durante la hora y media que duró el show: “no puedo escucharlos” gritaba a cada rato, cada vez que deseaba que la masa se encendiera. Wylde, por su parte, salió a demostrar por qué está en el sitial que alguna vez ocuparon Tony Iommi y Randy Rhoads, incluyendo un largo solo que aburrió a muchos después del quinto minuto.

Los bises como siempre están pautados pero el vocalista prometió tocarlos “sólo si se ponen realmente locos”. El cierre final fue con Paranoid, tal vez el máximo clásico de Sabbath. “Ustedes son los número uno”, dijo por décima vez Osbourne. “No More Tears”, coreaban los fanáticos, pidiendo uno de sus grandes éxitos como solista. Pero la noche había terminado, y sólo quedaba la lenta evacuación del Monumental por parte de una masa dolorida pero satisfecha.

domingo, noviembre 19, 2006

La voz que hace llorar a los ángeles

Tarja Turunen inició su carrera en solitario con la edición de Henkäys Ikuisuudesta (Aliento del Cielo). Se trata de una colección de canciones navideñas antiguas y nuevas. Show dialogó en exclusiva con el Ángel de Kitee para conocer más sobre este proyecto (publicado en Show el 28 de octubre. Acá va en versión completa)

Tarja Soile Susanna Turunen (“de Cabuli”, para el Registro Civil) se convirtió en la reina madre de las gothic queens al frente de Nightwish, entre 1997 y fines de 2005: su voz lírica (formada como soprano en la Academia Jean Sibelius de Helsinki, aunque avanza sobre el registro de mezzo) dio la vuelta al mundo, junto con su imagen de princesa de las nieves, con sus vestidos de manga larga y cuellos glamorosos.

Pero la chica que viene a la entrevista, con flequillo, campera de jean y maquillaje sutil podría ser la vecina de cualquiera; salvo por sus típicos rasgos fineses y porque se presenta con un “Hola... Tarrrja”, con esas erres finoúgricas que conquistaron a miles de fans.

Tiene (eso sí) los ojos verdes más claros de lo que salen en las fotos, y una blanquísima hilera de dientes, que no duda en mostrar hasta las encías cada vez que ríe (cosa que pasa seguido): simpática y sencilla, no demuestra ser una de las figuras destacadas de la música europea.

A los 29 años (nació el 17 de agosto de 1977 en Kitee, Finlandia) decidió iniciar su carrera solista con un proyecto largamente acariciado: un disco de canciones navideñas. La placa, titulada Henkäys Ikuisuudesta (Aliento del Cielo), sale a la venta el 3 de noviembre, y con esa excusa Show se acercó a la cantante para desentrañar a un personaje de cuento.

—La pregunta obvia: ¿por qué grabar un álbum de Navidad, un álbum de Joulu?

—Yo comencé con la idea de hacer el álbum de Navidad ya en 2003, porque es una tradición muy especial: tenemos muchos artistas que hacen conciertos en la época de Navidad en iglesias, teatros, hacen giras. Acá no es así: ustedes no hacen conciertos en iglesias, lo que es muy especial: en Finlandia los hay a montones.

Muchos artistas hacen también discos navideños, son proyectos paralelos de lo que ellos están haciendo principalmente. Ese es mi caso, es un proyecto paralelo especial. Y los temas en el disco son auténticas canciones navideñas; no es un sonido muy comercial en un disco navideño, como Jingle Bells o ese tipo de canciones que se pueden comprar en el supermercado o grandes tiendas: es muy tranquilo, porque para los fineses la Navidad es tranquila. Acá es “muy ruido” (sic en castellano): mucho tráfico y explosiones...

—Es verano...

—Sí, allá es un invierno muy frío, 30° bajo cero: es verdaderamente frío y silencioso.

—¿Cómo elegiste las canciones?

—En 2004, cuando lancé mi primer simple de Navidad, Yhden Enkelin Unelma (El Sueño de un Ángel) que estaba compuesto por dos canciones navideñas muy tradicionales de Finlandia, ya estaba pensando en hacer un disco. Pero no tenía tiempo: estaba con Nightwish, haciendo giras por todo el mundo, haciendo mis propios conciertos solistas.

Empecé a pensar en ese tiempo en conseguir canciones que puedan representar esa Navidad que yo misma querría escuchar, esas canciones que me gusta escuchar en la radio: “¿Cuáles son esas canciones?”.

Hice una gira a fines de 2005, un pequeño tour: un par de conciertos en Finlandia, dos en Alemania, uno en Barcelona y uno en Rumania. En esa gira estuve cantando muchas canciones que estaba pensando en poner en el álbum. Y ahí vi qué canciones estaban realmente funcionando como un completo, cuáles les gustaba realmente a la gente.

Después tomé mi decisión: “Okey, voy a usar esta, esta la saco”. Era un gran paquete de canciones entre las cuales elegir, de la biblioteca musical de mi casa.
También hay dos canciones nuevas. Una, You Would Have Loved This (Hubieras Amado Esto), la encontré en Estados Unidos: la compañía me mandó un CD diciendo “la que te guste, hacénoslo saber”. Es muy tocante la historia, me pareció que encajaba perfectamente en el álbum. Hay otra que escribí yo misma junto con el productor Esa Nieminen.

—Y Sinikka Svärd.

—Letra de Sinikka. Yo no estaba pensando hacer una canción para este disco. Le pregunté a Esa: “¿Tenés una canción nueva para mi álbum de Navidad? Él dijo sí, tenía tres o cuatro canciones que tocó para mí; yo pensaba “sí, ajá, algo aquí, es linda”. Empecé a tener una melodía hacía mucho tiempo, viendo si creaba algo, pero siempre la dejaba. Pero encajaba bien con algunas partes de la canción de Esa, así que le dije: “Hice esta melodía para vos, ponelas juntas y hacele algunos cambios”.

—¿Por qué elegiste You Would Have Loved This como primer simple?

—Por la historia: es una letra muy simple...

—Muy triste…

—Sí, muy emotiva. Es sobre la pérdida de alguien muy querido. El simple anterior tenía dos canciones muy conocidas, muy tradicionales. Entonces dije “okey, ahora que tengo esta canción nueva voy a ponerla en el simple, porque es algo nuevo”: para mí, para la Navidad, para la gente en Finlandia y acá en la Argentina. Además es en inglés, no es nuevo para mí, pero es nuevo para ustedes. Creo que es una canción con buena atmósfera.

—¿Por qué Kun Joulu On (Cuando es Navidad) no está en el disco?

—Es una canción tradicional finesa muy famosa: es probable que la toque en mi gira, ¡desafortunadamente por Finlandia y Rusia únicamente! (risas). Estaré tocándola, me gusta mucho, pero pienso que es suficiente con ponerla en el primer simple y dejarla afuera del álbum.

Sí tomé En Etsi Valtaa, Loistoa (No Quiero Poder ni Brillo), por la maravillosa letra y melodía de Sibelius: es una de las más sagradas canciones tradicionales. Necesitaba que esté en el álbum, porque cuando alguien la canta en una iglesia todos terminan llorando. Es muy religiosa, tiene que ver con los deseos, con Dios y con la Navidad misma, con los buenos sentimientos. Espero que mi humilde modo sea fiel a Sibelius. No quería hacer una versión grandilocuente, así que es muy simple.

—Grabaste una canción de ABBA en castellano, es tu primera experiencia con el idioma. ¿Cómo llegaste a esa versión?

—Obviamente estaba muy nerviosa por hacerlo (risas). Mi marido (el argentino Marcelo Cabuli, líder de la discográfica Nems) estuvo junto a mí en el estudio, corrigiéndome cuando hacía algo tonto. Por otra parte, el espíritu de la canción me ayudó mucho con el modo en que lo hice, al final quedé muy feliz con el resultado: cuando la escuché, no dije “oh, qué mala”. Espero que suene real para la gente que la escuche.

—La versión en español fue hecha por Buddy y Mary McCluskey para ABBA en la Argentina. ¿Cómo se te ocurrió elegirla?

—Escuché el disco en castellano de ABBA, la versión estaba ahí. En casa tenemos una gran colección de música de ABBA.

—Te gusta ABBA.

—Mi marido es un gran fan de ellos. Además conocemos la mayoría de sus canciones, porque ellos son de Suecia y en Finlandia las pasan mucho. Teníamos la versión en inglés y en castellano, y tuve una loca idea: “vamos a poner unas partes en inglés y especialmente algunas partes en español, vamos a hacer el intento de hacer algo diferente”. Busqué el permiso de Benny Andersson para hacer esto, y lo obtuve (risas): no fue un problema. Es algo refrescante para la gente.
—Para la gente en Finlandia.

—Sí, para la gente de aquí puede ser algo divertido, pero pienso que algo especial para ustedes de mi parte. Eso espero.

—¿Quiénes colaboraron en este proyecto? Esa Nieminen…

—Esa estuvo desde 2004, con el single Yhden Enkelin Unelma. El estuvo produciendo, y me ayudó a arreglar las canciones para los músicos clásicos. También estuvieron algunos amigos míos que conocía de antes, de la música clásica, como mi pianista Sonja Fräki, y la flautista Emilia. Alguna gente que invité al estudio, tocando un par de horas. Pero entonces usé músicos de sesión: tocaron en el estudio y ahora me acompañarán en la gira. Llevaré una banda conmigo en la gira, y músicos clásicos: es una linda combinación de gente sobre el escenario.

—¿Creés que estas canciones traen alguna inocencia en estos tiempos?

—Navidad siempre ha sido una época especial para mí, que siempre viví con mi familia. Viví con ellos muchos años, más tarde empecé a verlos dos veces al año, y Navidad siempre ha sido una de las veces en la que estamos juntos, cantamos canciones juntos, comemos juntos: disfrutamos del estar juntos. La música es una gran parte de eso: siempre fue una tradición: yo tocaba el piano y mi madre (que falleció hace algunos años) cocinaba.

Kitee está al este de Finlandia, y es muy relajante volver allí (aunque no es fácil ir de visita por dos días: es a 400 kilómetros de Helsinki). Además, podés comer lo que quieras, no importa si estás haciendo dieta o no (risas). También viene Santa Claus a ver a los chicos, lo que es verdaderamente emocionante, porque en Finlandia realmente creemos en Santa Claus.

Lo que busqué dar con este álbum es esa tranquilidad, esa paz, ese buen sentimiento, de los que toda esta locura que está pasando alrededor de nuestras vidas, presión, estrés en el trabajo, nos está alejando.

Vas a tener un tipo diferente de sentimiento, va a emocionarte de alguna manera: no es imposible. Pero no es otro tipo de mensaje: es un mensaje de Navidad.



Un viaje de Karelia del Norte a las pampas (nota 2 vinculada)

—¿Cómo sigue tu carrera?

—Al mismo tiempo estoy trabajando en mi carrera y mi disco solista. En mi cronograma para el próximo año tengo previsto sacar el álbum: primero que nada, hacerlo antes de sacarlo (risas): aún no sé en que momento exacto saldrá. Y pronto después de eso saldré de gira: con suerte vendré aquí. He planeado mucho hacerlo, aún cuando toma dos años ir adonde quiero.

Es algo especial para mí: mi primer disco solista va a ser diferente para mí, tomando todo con responsabilidad, tratando de darle a la gente todo lo que puedo; por supuesto tengo la ayuda de muchas personas alrededor mío.

Por el momento, estoy buscando las canciones para el álbum, estoy escuchando canciones todos los días. Es muy interesante, aprendo mucho: al ser músico es siempre lindo aprender cosas nuevas, es maravilloso. Como cantante también: hoy tuve mi lección de canto y aprendí cosas nuevas. Estoy muy feliz con la gente que está trabajando conmigo para el futuro.

—Fuiste invitada de honor de la presidenta Tarja Halonen. Siendo una figura prominente de la música finlandesa, ¿no has sido invitada a grabar el Himno nacional (compuesto por Fredrik Pacius y el poeta nacional Johan Ludvig Runeberg) u otra canción nacional?

—Es duro grabar el Himno nacional siendo una nueva cantante. Sé que aquí un artista hizo una grabación...

—Charly García. Tuvo muchos problemas.

—Sí. Y eso es algo que amaría no tener (risas). Fue un gran honor ser invitada a la gala, y lo sería tener una invitación en el futuro. Algo que ya estoy haciendo es ser una embajadora de la música finesa en otros países. Por eso estuve haciendo Noche Escandinava, y voy a hacerlo en el futuro: con suerte vamos a poder ir a Asia, pero no hay nada en concreto.

—¿Tenés planes de participar en una ópera completa?

—Sí, por supuesto, tengo sueños de hacer algo como eso, pero no veo que llegue pronto: primero que nada, no estoy lista; además quiero dedicarme a mi carrera solista, es un paso hacia un nuevo mundo para mí.

—¿Qué ópera cantás en tus sueños?

—Hay muchas... Por supuesto, amo mucho a Mozart...

—¿La Flauta Mágica?

—(Risas) Tenemos un importante festival de ópera (Savonlinna), donde estuve tocando este verano. Desde que era chica que voy, y vi La Flauta Mágica muchas veces, así que sé lo que va a pasar (risas). Sería lindo hacerla, ¿por qué no?

—¿Qué cosa te gusta más de la Argentina, y cuál te gusta menos?

—Tuve que aprender mucho cuando llegué al caos de Buenos Aires. Hasta que no aprendí el idioma y no me animé a hablar en un negocio, me sentía sola, a pesar de que estaba con mi marido, su familia y amigos. Ahora es otro hogar. Viene con el idioma.

Amo a la gente, aún cuando ustedes mismos se tiran abajo. La Argentina está pasando una situación triste: por supuesto, vemos en la calle todos los días gente pobre, los políticos están locos, disparándose unos a otros como hace unos días atrás. Eso nunca va a pasar en Finlandia.

Estoy verdaderamente triste con lo que está pasando: ustedes están sufriendo un montón; en un punto parece que la solución no existe, pero existe. Me entristece la situación de corrupción en el país: yo misma como una pequeña persona necesito confiar en la persona que me ofrece algo, pero ¿cómo confiar? Es duro. Realmente amo a la gente de todos los días.

Y puedo conseguir todo lo que quiero, a pesar de este caos, este tráfico. Es muy diferente a Helsinki: la gente se mira a los ojos, se sonríe...

—Se besan unos a otros...

—Es raro para mí porque (risas, extendiendo la mano), soy tímida, y es algo divertido de aprender.

—Misma pregunta para Finlandia.

—Me gusta la tranquilidad, el vacío, el espacio; no está contaminado como aquí. Me gusta realmente el aire fresco. Cuando voy a mi casa, cierro los ojos y hay un completo silencio. “No hay nadie”, me digo. Amo eso.

En la posición en que yo estoy, es muy difícil vivir mi vida sin ser notada: todos me conocen, no importa si es una abuela de 84 o un chico de nueve. Mi vida aquí es mucho más libre. En Finlandia están todos siguiéndome. He sacrificado mi privacidad, aunque no quería hacerlo. Pero vengo aquí, o voy a otra parte fuera de Finlandia y es lindo; pero todavía disfruto de vivir en Finlandia.

—¿Conocés algo de la escena musical argentina? ¿Tenés alguna preferencia?

—Sí, no mucho realmente. No me gusta la cumbia (risas): horrible (en castellano).

—Nosotros somos de la capital de la cumbia...

—Perdón (risas). Alguien puede preguntarme “¿Cómo le explicarías a los fineses lo que es la cumbia?”. Oh, Dios, ¿cómo explicarlo? (risas).

Por supuesto, aprendí mucho de Marcelo, mi marido: sobre Gustavo Cerati, Charly García... lo de Cerati antes...

—Soda Stéreo.

—Sí, soy una fanática de las buenas viejas bandas. Y de la escena de rock, por supuesto Rata Blanca: con suerte haremos algo juntos en el futuro. Había un plan para Rata y yo este mes, pero ellos estaban con giras y no pudo ser.

No lo Soporto: las caras nuevas del “nuevo rock”

De visita por Santa Fe, tras tocar en el Centro Cultural junto a Los Todopantalla, el trío charló con Show sobre su propuesta, que gana adhesión de público y crítica (publicado en Show el 12 de septiembre de 2006. Como esta vez tampoco lo colgaron de la página, se reproduce acá).

El jueves fue el reencuentro del grupo capitalino No lo Soporto con el público santafesino. En la ocasión, el trío integrado por Naila Borensztein (guitarra y voz), Lucía Borensztein (batería) y Lara Pedrosa (bajo y coros) estuvo acompañado por Los Todopantalla, que también mostraron su actualidad en un show sin fisuras.

Las ilustres visitantes están viviendo un momento de auge: los medios hacen más hincapié en sus virtudes que en los padrinos y seguidores famosos (algunos gustan nombrar a Gustavo Cerati, Luis Alberto Spinetta y Ale Sergi en este rubro). Mientras se preparan para tocar durante dos noches consecutivas en el Pepsi Music, planean el relanzamiento de su disco debut de la mano de la productora Pop Art.

Show aprovechó la ocasión para conversar sobre la actualidad de la banda... y algo más.

—En estos últimos meses pasaron varias cosas. En una escuela de cine salió la idea de filmar el video de I Can’t Tell You.

Lara: Sí, unos chicos que están estudiando cine nos ofrecieron y a ellos también les sirve la posibilidad. La directora se llama Daniela Lavenás; es una idea que tuvieron ellos y está buena, interesante. Lo hicimos y estamos esperando, nos falta filmar la segunda parte: creo que lo vamos a hacer el fin de semana que viene.

—¿Se va a convertir en el segundo corte de difusión o hay otro?

Lucía: En realidad Insignificante va a ser el segundo corte.

Lara: Pero todavía no hay video.

Lucía: El video lo vamos a filmar próximamente, va a ser el próximo corte. Este video que filmaron los chicos tal vez lo usamos más adelante, o para proyectar en algún show. Todavía no sabemos porque tampoco lo vimos. Estamos esperando verlo terminado.

—Hay temas nuevos. ¿Hay ya un cuerpo de un próximo disco?

Lara: Está el disco como idea, pero faltaría bastante laburo.
—¿Cuántos temas hay?

Lara: ¿Qué te importa? (risas).

Lucía: Terminados hay tres, y hay que terminar un par de ideas más que están dando vueltas. Para el año que viene, seguro.

—Ustedes “explotaron” en el último tiempo y son mimadas por la crítica. ¿Qué recepción ven en el público en general de la música que ustedes hacen?

Lucía: La verdad que nos sorprende. Hoy estuvo rebueno: la gente tira buena onda, se recopan... En general pasa eso: a la gente le llama la atención y le gusta. Por ahora...

—¿Creen que en la Argentina hay mercado para esta música?

Lara: Sí, totalmente. Y si no lo hay, lo vamos a crear nosotros.

—¿Ese es el “girl power”?

Lara: El “Nolo power” (risas).

Lucía: Es verdad que es una música más difícil de llegar a algo muy masivo, pero por ahora queremos ser fieles a eso.

Lara: Por ahora.

—¿Después qué puede venir?

Lara: Nolo cumbia.

—¿Qué tema sonaría mejor en cumbia?

Lara: ¿Qué es esa pregunta? (risas)

—En estos días Leo García hizo un tributo a Gilda, no te podés asustar...

Lucía: La Memoria sonaría bien.

—Fernando Samalea decía que esta es la era de la mujer, y el momento de “las Nolas”. Digan algo sobre esto...

Lucía: “Las Nolas” (risas). ¿Pero Fernando qué dijo? Es un loco...

Lara: Quizás sea un momento en que la mujer en general está empezando a fluir en miles de ámbitos en los que antes quizás no lo hacía...

—¿“Nolo” hacía?

Lara: (risas) Pero me parece que tiene que ver con que vamos evolucionando como sociedad: no es que la mujer nunca haya tenido ganas de hacer cosas sino que ahora la sociedad está más abierta a permitirlo.

martes, mayo 09, 2006

La noche de No lo Soporto

El trío, una de las grandes revelaciones del ambiente musical porteño, presentó su primer videoclip en el Hard rock Café de Buenos Aires. Show estuvo presente y aprovechó para charlar con las chicas sobre su futuro (publicado en el suplemento Show de Diario UNO de Santa Fe el sábado 29 de abril)

Ignacio Andrés Amarillo

Con una nutrida concurrencia de público, el pasado sábado 22 se presentó en el Hard Rock Café de Buenos Aires el primer videoclip de No lo Soporto, la banda integrada por Naila Borensztein (voz y guitarra), Lara Pedrosa (bajo) y Lucía Borensztein (batería).

Con la excusa de mostrar la versión audiovisual de No Sé (el primer corte de difusión del disco debut), el trío se despachó con un show íntimo. Ataviadas con los mismos vestidos “supersónicos” del clip, y luego de la proyección del mismo, las chicas recorrieron su repertorio, comenzando con la sutil Insignificante (seguramente el próximo hit del grupo) para terminar con la poderosa No Sé, cierre adecuado para una noche en su honor.

Así pasaron composiciones como Hoy, Boy, Fish o I’Cant Tell You, las cuales fueron adornadas con la precisa y refinada presencia de Fernando Samalea como percusionista invitado.

La noche especial de No lo Soporto terminó de la mejor manera: saludando a los amigos y fanáticos que asistieron para compartir un encuentro exclusivo.

Convocadas también por los medios de comunicación, se hicieron un tiempo para conversar con Show, único medio extracapitalino presente. Distendidas y en ropa de calle, luego de los falsees y los aplausos, dos tercios de la banda accedieron a la charla: Lara (esa mezcla entre el look oscuro de P.J. Harvey y la estampa escénica de Kim Gordon) y Naila (la poetisa de aire ausente responsable de las letras) dijeron lo suyo.

—¿Qué es este momento en la trayectoria de No lo Soporto?

Lara: Es un momento muy importante: estamos presentando nuestro primer disco, y hoy el evento se trata del primer video, que va a empezar a rotar en MTV a partir del 1º de mayo. Es un momento de empuje.

—Ustedes había largado un EP, y ahora están con un disco de 12 temas. ¿Qué se viene en 2006?

Naila: Otro disco más.

—¿Ya grabar otro disco?

Lara: Estamos grabándolo.

Naila: A lo mejor para 2007.

Lara: Hacer un disco nuevo, y fechas en el interior, tal vez otro video.

Naila: El 18 de mayo vamos a tocar a La Cigale, acá en Capital, y el 19 nos vamos a a Córdoba.

—¿Ya saben cual va a ser el próximo video?

Lara y Naila: Insignificante.

Lara: Igual pará, presentamos uno hoy, y ya el próximo...

—Ella dijo que había otro...

Naila: Tenemos la idea...

Lara: Ah, no, sabés que se está por filmar en serio (risas). En serio, ya me llamaron de Proyecto Under.

—A la gente todavía le está cayendo la ficha sobre la banda. ¿Las comparan con otra cosa? Con Veruca Salt, con Elastica... ¿O todavía no entienden muy bien de qué va la cosa?

Naila: En realidad no entienden mucho, porque siempre nos preguntan cuáles son las influencias, y no suelen definirlo bien.

—¿Y cuáles son las influencias de verdad?

Lara: Si digo una van a poner esa... Escuchamos mucho Bjork, P.J. Harvey, Radiohead, Smiths; a mí me encanta Elastica...

Naila: Cardigans...

Lara: Mi adolescencia fue muy Veruca Salt, Pulp, podría seguir...

—La gente se queda pensando en el minimalismo de las letras. ¿Cómo es el proceso creativo?

Naila: Generalmente las letras surgen después, una vez que está la idea del tema. Eso se plantea en un ensayo, cada una aporta lo suyo y se va formando de a poco.

—De ahí salieron frases polémicas como “El reflejo de un espejo es tan incierto como el interior de una banana”...

Lara: Una frase célebre para la historia, de Naila Borensztein... Yo por esa frase empecé a tocar con ella. Me pareció genial.

—¿Cómo fue la incorporación de Lara en el lugar de Nathalia?

Naila: Fue más que nada por diferencias personales de las que no tiene sentido hablar ahora. Empezamos a buscar bajista, y en la sala en la que ensayábamos también lo hacía una amiga de ella. Así nos contactamos.

—¿Hay discriminación con las bandas femeninas? No hay tantas, tampoco...

Lara: No hay discriminación: si hay, yo no la siento.

—Pero aquello que te dijeron de “muy linda tu bandita”...

Lara: Pero ya no nos pasa. Al principio si, no lo voy a negar. Creo que a la gente le da mucho la imagen, y a medida que fuimos creciendo en ese aspecto...

Naila: Y además creo que nuestra actitud también...

Lara: Cambió, con un poco más de seguridad (tampoco diría tanta).

—¿Qué le dirían al que no las conoce para engancharlo?

Naila: Enganchar tampoco queremos. Está bueno que cada uno escuche porque realmente le gusta.

Lara: No hacemos música pensando en alguien más, pero si hay una necesidad de transmitir algo. Cuando viene alguien y nos dice algo, nos sentimos muy bien; es un momento donde explota el amor.

—¿Ya tienen un público fijo o es variado?

Naila: Hay un grupo de gente que nos ve siempre y también hay gente que se va sumando. Es una mezcla de las dos cosas.

Lara: Hay mucha gente nueva, como la que nos escuchó hoy.

Naila: No tanto, porque estaban los que se anotaron para venir.

Lara: Había muchos a los que nunca había visto...

Naila: Vino gente que apoyó el video e intervino en todo el proceso.

—¿Cómo se dio de ser amigos y estar tocando juntos con Fernando?

Lara: Lucía es la novia de Martín, uno de los guitarristas de Rosal, y toca con Samalea.

Amigos son los amigos (rockeros)

Fernando Samalea, el gran invitado de la noche, no se privó de dar una definición del grupo. “Ya que, como es sabido, ha comenzado la era de la mujer, diría que la música de No lo Soporto sabe reflejar fielmente el universo femenino, incluso con el plus de trascenderlo más allá de los sexos. Yo las admiro mucho y cada tanto tengo la suerte de compartir con ellas escenarios y estudios, aprendiendo y considerándolas personas adorables y entusiastas, apasionadas en lo suyo y muy seguras ante el objetivo...

No exentas de cierto halo de misterio, guardan «distancia» con maestría y portan un charme estético único. Saben de música, coquetean con lo jazzístico o lo rockero, interpretando sus canciones en plan acústico valiéndose del flujo electrónico a la vez. Ya editaron un disco precioso –que incluye todo el panorama que fueron forjando durante la niñez y adolescencia– y otro en camino que se las trae. Se merecen toda la atención y sé que muchos chicos y chicas las conocerán en los próximos tiempos. ¡Mucha vida a las queridas Nolas!”.

miércoles, abril 05, 2006

Keira Knightley en Orgullo y Prejuicio

La novelística británica nos ha legado varias heroínas, como la atribulada Catherine Earnshaw de Cumbres Borrascosas (de Emily Brontë, la arribista Becky Sharp de Feria de Vanidades (de William Mackpiece Thackeray) y la sagaz Lizzy Bennet de Orgullo y Prejuicio (obra de Jane Austen), ahora interpretada por Keira Knightley en el notable filme de Joe Wright. Allí, la joven actriz inglesa demuestra todo el poder de su actuación, pasando de la dicha al dolor en pocos segundo de pantalla.

Su caracterización resulta así más lograda que la de Reese Witherspoon como Becky Sharp en la película de Mira Nair, tal vez por estar mejor acompañanda desde la dirección (Walk the Line es la prueba palmaria de que Whiterspoon es una gran actriz).
Pero más allá de su talento, lo que Knightley le aporta a su personaje es su inusual belleza, sutil y sin estridencias, contrastando con la gracia victoriana de Rosamund Pike, quien interpreta a Jane Bennet, justamente la “hermana bonita” de la protagonista austeniana.

Ahora, y al menos por un tiempo, esa heroína (y algunas otras, en la febril imaginación de los lectores y espectadores) llevará ese rostro delgado, con el maxilar inferior adelantado, y con esos labios indómitos que se contraen al decir “he is so rich” o “I am so blind”. Quienes no se hayan enamorado de Keira Christina Knightley en Jugando con el Destino o en Love Actually, tienen ahora una oportunidad inmejorable.

martes, diciembre 13, 2005

¡Actualizamos!

Como verá algún lector que anda por acá, después de mucho tiempo Tawabureni vuelve a tener material nuevo, de todo este tiempo en que parecía que no pasaba nada. Hay un par de textos inéditos, y otros publicados en cierto medio de comunicación santafesino que no tiene versión digital; por eso están acá, por eso y porque están buenos.

A ver si hay alguien ahí, que deje algún mensaje...

viernes, diciembre 09, 2005

Recordando la época en que al mundo lo cambiábamos mañana

La directora Mariana Arruti está recorriendo el país acompañando a Trelew, su documental acerca de los sucesos del 22 de agosto de 1972. De paso por Santa Fe, contó a Show el proceso de filmación y sobre los motivos que la llevaron a crear esta obra (publicado originalmente en el Suplemento Show el 6 de octubre)

Mariana Arruti estuvo ayer en Santa Fe para presentar Trelew, documental que se estrena hoy en Cinemark. La película narra la historia de la masacre a la que fue sometido un grupo de presos políticos de distintas extracciones –Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros– acaecida el 22 de agosto de 1972, luego de intentar fugarse del penal de Rawson. Antes de partir, aprovechó para contar distintas alternativas de su película.

—Pregunta de rigor: ¿Por qué una película sobre Trelew?

—Yo soy antropóloga y cuando promediaba mi carrera empecé a trabajar en la antropología visual, interesándome por historias no demasiado contadas por la historia oficial. Hice una película sobre los presos de Bragado, después otra sobre una huelga de una federación anarquista y Trelew era uno de esos temas pendientes. Una de esas historias que nosotros como equipo (que ya veníamos trabajando) sentíamos que era políticamente muy significativa, que determinaba mucho los años posteriores, que era el inicio de los años negros de la Argentina. Además estaba cargada de dramatismo, de pasión. Hay pocas historias como la de Trelew para ser contadas en el cine, fuera de su peso político, que lo tiene. Cuando empezamos a trabajar, en 2000, era un tema complejo, estaba menos saldado que hoy ese período previo a la dictadura militar.

—¿Qué dificultades encontraste?

—De todo tipo, por lo que decía antes. Venían del lado del presupuesto, de la posibilidad de conseguir información. Por un lado, la dificultad de hablar sobre el tema: cuando empezamos la búsqueda de testigos, encontramos algunas situaciones de mucho temor, reticencias para hablar y ser filmados, sobre todo en la zona de Rawson y Trelew. Después, el denominador común de este tipo de proyectos es tema del material de archivo: o está perdido, o robado, o en manos de archiveros privados, entonces es muy complejo reunirse con ese material que es parte de la base del relato de un filme.

Por otro lado, la película se rodó en espacios donde había que pedir permiso al Servicio Penitenciario, la Marina. Está filmada en su mayor parte en Trelew, en el penal de Rawson, en el viejo aeropuerto de Trelew, en la base aeronaval; hubo que entrar en Devoto para hacer la entrevista con Gorriarán Merlo, uno de los dos sobrevivientes de la fuga.

—¿Habías visto la película de Raimundo Gleyzer, Ni Olvido ni Perdón?

—Sí, la vi cuando ya estábamos encarando este proyecto e impactó mucho por la inmediatez con que está hecha, al toque de los hechos. Es una película de denuncia, que tiene una vitalidad muy grande; me determinó el tono que mi película iba a tener.

Me hizo pensar qué es lo que pasaba con las películas sobre los 70: reflexionan sobre el pasado para hacer un balance, mediadas por el paso del tiempo. Cuando vi Ni Olvido ni Perdón me propuse poner toda la vitalidad de una narración en presente. Ese es el tono de la película: todo el dramatismo, la adrenalina, el vértigo y el miedo que implica una operación de ese tipo.

Tal vez se convierta en una herramienta para la discusión. Creo que el cine para lo que sirve es para generar en la sociedad (que es donde se deben resolver los problemas, no en la sala de cine) la discusión. El cine tiene que ser el relato de una historia.

Pluralidad de voces

—¿Qué testimonios hay?

—Participan los pobladores de la zona, que tuvieron una importancia muy rica en ese momento, porque ellos conformaron las comisiones de solidaridad con los presos políticos y porque vivieron muy de cerca todo el proceso de la fuga y la masacre.

Después participan los abogados de los presos, Solari Irigoyen, Rodolfo Matarola y Eduardo Luis Duhalde, tres de los que conformaban también la Gremial de Abogados (donde también estaba Rodolfo Ortega Peña). De los presos, los dos sobrevivientes de los 25 que lograron fugarse, que son Fernando Vaca Narvaja y Enrique Gorriarán Merlo; también algunos de los que no lo lograron, como Alicia Sanguinetti, Silvia Hodgers, Olegario Carrizo y Jorge Lewinger, que era el apoyo externo al traslado de los prisioneros al aeropuerto.

Otros: el empleado de la funeraria, encargado de llevar los féretros a la base aeronaval, y el periodista que hace la conferencia de prensa antes de la rendición. También el médico que es convocado por guerrilleros para que se constate que están en perfecto estado de salud. Es Atilio Viglione, ya es un señor muy mayor. Otro periodista, Pepe Castro, que se suma a la conferencia, y un conscripto, que sigue vinculado con la masacre, porque sufrió el clima posterior.

En contacto con el público

—¿Cómo sigue el camino del filme?

—Tuvo un recorrido por festivales internacionales: Trieste, en Toronto (donde nos enteramos dos meses después de que habíamos ganado: nos resignamos porque no había copia en 35 y la pasaron en VHS), en Los Ángeles, en Toulouse, y fue muy premiada, lo que le da posibilidad de llegar al estreno en la Argentina con otra fuerza.
Se estrenó en Trelew y luego en Buenos Aires. Como es una película pequeña en cantidad de copias, la estrategia fue ir estrenando de a poco. Nos interesa no largar las copias a un distribuidor sino tratar de estar con la película en el interior y acompañarla todo lo posible; es una forma de conectarse con el público.

Estrenamos en Córdoba, Rosario, ahora en Santa Fe, y la idea es seguir caminando el interior. Y sigue participando en festivales internacionales: ahora se va a Sheffield y está en Valdivia. Se muestra en el exterior, pero nos interesa más que se vea acá.


La sangre juvenil oculta tras el velo de la historia oficial

La fuga de presos políticos del penal de Trelew y el posterior ajusticiamiento de uno de sus contingentes, el 22 de agosto de 1972, es un episodio clave para comprender una época irrepetible, que más allá de su doloroso final, estuvo cargada de esperanzas y sueños de victoria para los luchadores populares. Ese fue uno de los temas que más interesó a Arruti.

—¿Cómo se captura desde el hoy el espíritu de época?

—Mi sensación era que es una narrativa que iba a pegar más en los jóvenes; yo me imaginaba un espectador de 20, 25 años. Pensaba: “Éste es el pibe que quiero que esté en la sala: el que no sabe, el que se está enterando con la película, el que tiene poca información. Y a la vez pensaba: “¿Qué le va a pasar a la generación protagonista cuando la vea?”. Y lo que pasa es que se cuenta un clima de época que es muy fiel a lo que ellos sentían. Yo no pertenezco a esa generación, tenía tres años cuando sucedió.

Lo que a mí me impactó cuando empecé a trabajar es que me encontraba con otros datos que nunca me habían sido dados. A mí se me había contado la tragedia; no se me había contado la alegría, ni la vitalidad, ni por qué se estaba en eso, ni lo jóvenes que eran.

Fue conectarme con una historia más vital, más del lado de la vida que de la muerte, que tenía que ver con estar en la calle “porque al mundo lo cambiábamos mañana”. Entonces esa gente se sorprende, porque es algo que se ha dejado de contar. Pero si no contás, ¿cómo le explicás a los jóvenes el porqué del 70?

Bailando sin control todo esto gira

Los Piojos regresaron al escenario del estadio Ángel P. Malvicino del Club Atlético Unión, para hacer dos shows antológicos. (Publicado en suplemento Show de Diario UNO de Santa Fe, el domingo 2 de octubre)

Fue el regreso luego de diez meses de inactividad, y la preparación de su presentación en el Pepsi Music. Aquí, la crónica del viernes. Los Piojos, una de las banda más convocantes de la escena nacional, volvieron a pisar suelo santafesino para volver a hacer un “doblete” de fechas, repitiendo la marca del año pasado. La excusa fue seguir presentando Máquina de Sangre, su último disco, lanzado a finales de 2003.

El del viernes fue el primer show de la banda en diez meses (algún artista de lo obvio dirá que el del sábado fue el segundo), luego de la operación de meniscos del cantante. Mientras afinan motores para lo que será su gran fecha en el festival Pepsi Music, la banda piojosa eligió Santa Fe como el lugar donde realizar su reaparición y su ajuste escénico; según dijeron ellos mismos, porque es una de las ciudades donde más cómodos se sienten.

Deconstruyendo el show

Duración: Ambos conciertos promediaron las tres horas; en el caso del viernes, comenzó a las 22.30 (la convocatoria era para las 21) y finalizó pasada la 1.20 de la madrugada. Se nota que hace mucho que no tocaban...

Clásicos y modernos: entre las canciones más festejadas hubo nuevas y viejas: Taxi Boy, Todo Pasa, Gris, Entrando en tu Ciudad, Amor de Perros, Fantasma, Ruleta, Vine Hasta Aquí y El Farolito, por nombrar solo algunas.

Militancia: “Ojalá en los próximos días se invente la bomba que no mate a ningún marplatense, pero que pueda matar a Bush. Pero si no, que no muera nadie más”, expresó el vocalista piojoso, ante el estallido de la ovación. Dicho eso, le dedicaron Globalización al halcón de Washington, con el acompañamiento de imágenes de aviones y bombas.

Solidaridad I: Las remeras rojas y negras que se vendían en el lugar, similares a las que usó Martínez durante el show (también se puso una camiseta del Bayern) fueron a beneficio de la Fundación Convivir.

Solidaridad II: Ante el cantito de que “a los pibes (de Cromagnón) los mató la corrupción”, Ciro aportó: “Exactamente. Los mató la corrupción y la negligencia, que fue lo mismo que causó la inundación acá en Santa Fe”. Habla con autoridad moral: Los Piojos aportaron ganancias de shows enteros para ayudar en la reconstrucción del Hospital de Niños.

Cantante suplente 1: Piti Fernández se despachó con una interpretación de Reggae Rojo y Negro, que deleitó a los presentes.

Cantante suplente 2: Gustavo Kupinski debutó en la voz líder bien arriba, cantando Sudestada.

Cantante suplente 3: Miki Rodríguez se metió en camisa de once varas eligiendo Fijate como su canción, pero salió bien parado de la experiencia.

Homenaje Nº 1: Gracias a las imágenes de Cassius Clay que se proyectan desde las pantallas, y a la bata verde (que ahora sólo se pone Ciro), Como Alí (teman tras es cual se fueron, pero para volver) ha pasado de ser la narración de una experiencia psicodélica a un homenaje a El Más Grande (como les gusta decir a nuestros compañeros de Pasión.

Homenaje Nº 2: Con los músicos fuera del escenario, las pantallas se llenaron de imágenes de una mítica sesión entre Los Piojos y el gran Pappo, seguramente sacada de la grabación del autohomenaje que el Carpo se organizó en vida. La ovación estalló, tras lo cual el grupo regresó con una explosiva versión de El Viejo, tema clásico del gran guitarrista del blues y del metal argentinos.

Homenaje ausente: Quizás por el excelente momento que el protagonista de la canción está pasando, o porque fue interpretada para él en una emisión de La Noche del Diez, lo cierto es que Maradó no forma parte del repertorio (y la gente se quedó con las ganas).

Ritual 1º: Como siempre, llegó la parte de los solos de presentación de los músicos, que se prolongó bastante. Lo más destacado: Rogger Cardero descosiendo los parches; Gustavo eligiendo interpretar un tangazo para su momento destacado; y como siempre, Ciro optando por interpretar el Himno Nacional en la armónica.

Ritual 2º: Hacia el final, la ceremonia obligada de Calles, con Gustavo cantando bajito mientras Ciro y Piti nombran a todos los trapos presentes, venidos desde los lugares más distantes (como por ejemplo, Caleta Olivia). Los que se quedaron sin mención esta vez fueron dos hinchas tatengues, que en vano exhibieron sus camisetas rojiblancas. La despedida Cuando las luces del escenario se apagaron definitivamente, tas el reparto de púas, palillos y listas de temas, los transpirados participantes de la ceremonia piojosa se batieron en retirada tranquilamente y sin incidentes. El mandato fue entonces encaminarse hacia bares y quioscos, en busca de un milenario elixir de cebada y malta que refresque las enronquecidas gargantas. Ya era la madrugada del sábado, y muchos estaban citados al día siguiente, para encender nuevamente la Máquina de Sangre.

Oído Fino

Ignacio Andrés Amarillo

Una ceremonia de encuentro en la oscuridad


Cuando el fenómeno de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota estalló en toda su plenitud, muchos se preguntaron qué era lo que hacía que miles de personas recorrieran cientos de kilómetros para participar de un ritual de encuentro con la banda de sus amores. Algunos hablaron de futbolización del rock; otros de una búsqueda de amparo en medio de la oscuridad. Lo cierto es que también otros grupos fueron generando ese poder de convocatoria, y tal vez Los Piojos sean los que llevan la delantera en ese sentido.

Pero viendo lo que sucede en cada presentación de la agrupación de Palomar, uno puede empezar a encontrar sentido: uno está ante una ceremonia de encuentro, de reconocimiento entre los iguales y, al mismo tiempo, con una referencia cultural. Referencia que puede sintetizarse en la figura de Andrés Martínez, en ese tránsito que lo llevó a ser el Ciro más reconocido del rock nacional (para desdicha de Facundo Demián Pertusi). Allí se empieza a entender el fenómeno, cuando vemos la relación que este pibe de barrio establece con su audiencia: cómo genera distintas reacciones en ellos con solo un comentario, un ademán, o sólo un gesto leve de su rostro prognato.

Deconstrucción del amor en cinco actos

El francés François Ozon deconstruye (y reconstruye) el ascenso, apoteosis y caída en la vida de un matrimonio.

Uno
Para empezar, hay que decir que el título original es 5x2, con la aclaración Cinco Veces Dos. La premisa inicial es la siguiente: François Ozon elige narrar la historia de un matrimonio en cinco actos, en cinco episodios que se suceden en sentido inverso: de tal modo que el espectador desanda el camino desde el divorcio de la pareja hasta los momentos iniciales. En el camino, comprenderá por qué la banda sonora insiste con las canciones italianas propias del Festival de San Remo.

Dos
Ozon demuestra nuevamente su maestría en la dirección de sus actrices: si en La Piscina construía a Ludivine Sagnier como una Lolita posmoderna (¿alguien se acuerda de Mignon Vino a Quedarse?), aquí llena la pantalla con Valeria Bruni-Tedeschi, como una esposa profesional y madre de familia, muy propia de los tiempos que corren.

Tres
Si la joven protagonista de La Piscina se permitía vivir una sexualidad despreocupada, los personajes de Vida en Pareja lo hacen de una manera virulenta, forzada: quizás para ellos el amor y el sexo son otras formas de la posesión y, por ende, de la violencia.

Cuatro
Mención especial en toda reseña merece Bruni-Tedeschi, que cautiva desde la pantalla con su fuerte presencia escénica y una belleza particular que, a diferencia de la etérea imagen de su hermana (la modelo y chansoniere Carla Bruni) no sabe de cánones. Aúna en su estampa la contundencia de las divas italianas y el glamour distante de las heroínas del cine francés.

Cinco
Para terminar (o para comenzar, siguiendo la continuidad inversa propuesta por el director) es menester destacar la excelente factura visual: el autor demuestra cómo el cine puede convertir una puesta de sol en un momento inolvidable. Tal como lo hace la memoria.

El exitoso encuentro de Walter Salles y la fantasmagoría nipona

En Agua turbia, el director de Diarios de motocicleta realiza una nueva adaptación para Hollywood de una cinta de “j-horror”. Es su debut en inglés y con estrellas estadounidenses.

Agua turbia representa un nuevo capítulo en la costumbre de Hollywood de rehacer producciones extranjeras exitosas; particularmente, una nueva remake de terror japonés, en la línea de La llamada y El grito. Aquí vuelve la dupla creadora de la primera de ellas (el novelista Kôji Suzuki y el director original Hideo Nakata). Vuelven también el agua chorreante y los largos cabellos, asociados a fantasmas que reclaman la atención de los vivos para poder descansar en paz. Seguramente en la adaptación se pierde algo de oscuridad, residente en el carácter hierático de la cultura nipona, afecta a silencios y gestos (en El grito la reversión fue filmada en Tokio por el realizador original, Takashi Shimizu).

El cineasta brasileño Walter Salles (reconocido por Estación Central y Diarios de motocicleta) traslada en registro desde el horror hacia el thriller psicológico, orientándose hacia la alteración de la realidad. Para esto convocó a Jennifer Connelly, probablemente después de verla en La casa de arena y niebla: su estampa aristocrática aporta un efecto dramático cuando retrata personajes en desgracia.

Quizás el mayor logro actoral esté en el juego entre la protagonista y la niña actriz Ariel Gade: nadie duda en ningún momento de que se trata de una madre con su hija (para lo cual es de presuponer una elaboración especial de improvisaciones previa al trabajo sobre las escenas). Debería ser objeto de estudio el por qué es tan difícil para otras cinematografías (con excepciones, obviamente) obtener resultados destacados en materia de actores infantiles.

La fotografía de Affonso Beato agrega dramatismo a este filme lluvioso (no es una metáfora, llueve todo el tiempo) y la música de Angelo Badalamenti complementa discretamente al ominoso clima general.

Quienes esperaban el ingreso de Salles por la puerta grande de la Meca del cine (salvo aquellos muy “latinoamericanistas” que puedan extrañar cierto componente social), se encontrarán con un filme digno, dentro de los más altos estándares de calidad de Hollywood.

Para agendar

Affonso Beato acompañó a Glauber Rocha en Antonio das Mortes y a Pedro Almodóvar en La flor de mi secreto, Carne trémula y Todo sobre mi madre.

Angelo Badalamenti fue colaborador de David Lynch en Twin Peaks y Mulholland Drive.

Información técnica

Agua turbia (Dark Water, Estados Unidos/2005). Dirección: Walter Salles. Con Jennifer Connelly, John C. Reilly, Tim Roth, Dougray Scott, Ariel Gade, Pete Postlethwaite, Camryn Manheim. Perla Haney-Jardine, Debra Monk. Guión: Rafael Yglesias, basado en el film Honogurai mizu no soko kara de Hideo Nakata, y en la novela homónima de Kôji Suzuki. Fotografía: Affonso Beato. Música: Angelo Badalamenti. Edición: Daniel Rezende. Diseño de producción: Thérèse DePrez. Dirección de arte: Nicholas Lundy y Andrew M. Stearn. Presentada por Buena Vista International. Hablada en inglés. Duración: 105 minutos. Calificación: para mayores de 13 años.

Una vía a la esperanza

Los conflictos en los Balcanes empezaron (por decirlo de alguna manera) en el siglo XVII; desde entonces, la región donde alguna vez estuvo Yugoslavia es cíclicamente conmocionada por enfrentamientos políticos que enmascaran tensiones étnicas y religiosas. En la Segunda Guerra Mundial, los chetniks (serbios comunistas) terminaron imponiéndose a los ustachas (croatas fascistas y sus aliados musulmanes). Josip Broz (Tito) aportó medio siglo de pax romana. Hasta 1992.

Allí empieza La vida es un milagro (Zivot je cudo) primera película de ficción de Emir Kusturica en seis años. El director bosnio de origen serbio imagina una relación entre Luka, un ferroviario serbio radicado en Bosnia (al que su delirante esposa termina abandonando por un músico húngaro), y Sabaha, una enfermera muslime (musulmana) que le ha sido encargada como prisionera; un alocado soldado le ha dicho que pertenece a una familia rica, y constituye un buen rehén para cambiar por su hijo Milos, capturado por el enemigo.

Sería trillado hablar de “unos Romeo y Julieta modernos”, como lo hizo la crítica en todo el mundo. Pero además aquí Kusturica abre una ventana de esperanza de la que no disponían Capuletos y Montescos en la Verona renacentista: pareciera que en medio de las masacres, las violaciones sistemáticas y la “política de tierra arrasada”, todavía (y como diría cierto rockero de la cinematografía argentina) “el amor es más fuerte”. Para continuar con la metáfora ferroviaria (los rieles y los túneles son omnipresentes en el paisaje y en la vida de los aldeanos) podría decirse que abre una vía a la esperanza.

El autor narra el tránsito sutil desde el régimen comunista al “nuevo orden”, al mismo ritmo que se modifica la imagen del nuevo alcalde, progresivamente más fashion y vistosa. También aprovecha el entorno aldeano para mostrar hasta qué punto los conceptos de amigo y enemigo no constituyen una dualidad binaria: hay muchos matices cuando todas las categorías políticas estallan en mil pedazos. El tono de realismo mágico, propio de su filmografía, queda reabsorbido en una realidad que supera cualquier imaginación.

Kusturica apela al humor para matizar la crueldad de una de las guerras más crueles del siglo XX, no para falsear la realidad sino para resaltar que “la vida sigue”, que la gente de a pie busca continuar con sus cotidianas existencias, aun de modo inconsciente. Y que esas mismas personas se siguen enamorando, más allá de los dictados de presidentes, generales y comisarios del pueblo. En definitiva, ese parece ser el milagro de la vida.

LA VIDA ES UN MILAGRO (Zivot je cudo) de Emir Kusturica. Coproducción de Francia y Yugoslavia, 2004, 152 minutos. Guión: Emir Kusturica y Ranko Bozic. Fotografía: Michel Amathieu. Música: Dejan Sparavalo y Emir Kusturica, interpretada por la No Smoking Orchestra. Protagonistas: Slavko Štimac, Nataša Šolak, Vesna Trivalić, Nikola Kojo, Aleksandar Berček, Vuk Kostic, Stribor Kusturica. Ganadora de los siguientes premios: Premio de la Educación Nacional en el Festival de Cannes de 2004; César (el Oscar francés) al mejor filme de la Unión Europea de 2005; Globo de Oro a la mejor película europea de 2005.

jueves, septiembre 01, 2005

¡Salí en El Litoral!

Pasó hace casi un mes, pero no lo había colgado. Así que vaya el link a los textos que salieron en el diario: acá están los textos, y acá se puede ver la posición en la página (en papel, una página para quien suscribe y una para Nerval).

Pronto más novedades...