domingo, mayo 30, 2004

La marca

Por Ignacio Andrés Amarillo (Publicado en Menos que Cero Nº 6)

Ese día había mucha agitación en la tienda. Las ventas no andaban bien, y las autoridades de la empresa de indumentaria no tenían idea de cómo resolver el problema. Las principales víctimas de todo este ajetreo eran las vendedoras: para los ejecutivos eran las principales culpables. Y ese día le tocaba la reprimenda a ese local en particular.

—Así que ya saben: ustedes son la imagen de la marca. Piensen en eso, y recuerden que el seminario es la semana entrante —concluyó el atildado directivo de la cadena, antes de irse. Luego del discurso las vendedoras pudieron tomarse finalmente un descanso.

—Me tienen harta —dijo la rubia pecosa.

—Cuestión de marketing —respondió la pelirroja.

—Un carajo. ¿Por qué no hacen seminarios ellos, a ver cuántas cosas están haciendo mal? Por ejemplo el trato lamentable que nos dan a nosotras —remarcó la rubia pecosa.

—Pero es que nosotras somos las representantes de la marca ante los clientes... —susurró la otra rubia, la que no era pecosa.

—Mirá, vos sos porrista del equipo en el que tu novio es capitán, sos la reina de popularidad de la escuela... ¿qué podés decir? Vos no sos la representante de la marca... vos SOS la marca.

Las voces se alzaban y los ánimos se iban caldeando, hasta que el gerente del local decidió poner fin al asunto, y de paso a todas sus molestias. Con un movimiento del dedo índice, llamó a la rubia pecosa a su oficina.

—Mire, la empresa ha iniciado una nueva etapa, con varios cambios, y siguiendo el nuevo esquema vamos a tener que prescindir de sus servicios —se despachó el gerente.

—¿Sabe qué? Métase la empresa y la marca en el culo —dijo la rubia pecosa, todavía excitada por la discusión anterior.

—Gracias por confirmar la decisión. Señorita Klein, está despedida.

La rubia pecosa salió tranquilamente de la tienda. Caminó una cuadra y se dio cuenta de algo: su camisa tenía el logo de la marca. Sin dudarlo lo arrancó y lo arrojó por la alcantarilla. “Así está mejor. Ningún logo”, pensó. Miró al cielo: era un día soleado. Y se encaminó a su casa, paseando alegremente. Mañana era sábado, y no había escuela.

jueves, mayo 27, 2004

¿Qué cuernos es la Ley de Lemas?

Por Ignacio Andrés Amarillo (para Agencia Imass)

Antes de adentrarnos en el tema, tengamos en cuenta algunas consideraciones:

1- La Ley de Lemas fue creada en los países nórdicos, dotados de una gran madurez democrática y con un fuerte sistema de partidos.
2- Fue pensada para regímenes parlamentarios, con una representación proporcional doble, hacia adentro y hacia afuera de las instituciones partidarias, a través de un sistema D’Hont doble.

Ahora bien, estas características distan de las condiciones que el sistema adopta en nuestro país, porque:
1- Sólo en la Argentina pudo alcanzarse el tope en materia de triquiñuelas electorales, en medio de un sistema de partidos devastados y desarticulados.
2- Fue aplicada para la concesión de cargos ejecutivos, donde en el comicio general y hacia adentro del lema sólo puede haber un ganador, pervirtiendo el espíritu de la norma.

Pero no todo son críticas hacia la Ley de Lemas. ¿Cuál es la utilidad de la misma? Fundamentalmente, resolver la interna de los partidos o coaliciones, según la preferencia de los electores. Así, los votantes de un partido o coalición de partidos puede asegurar una serie de escaños para esa fuerza política, para luego, según la distribución de votos entre los sublemas, repartir esas bancas proporcionalmente entre las distintas facciones. Con esto se buscó trascender el antiguo sistema de internas de afiliados, en el que los oficialismos internos suelen usar las estructuras (y padrones llenos de muertos y desafiliados, vale agregar) para imponerse sobre los sectores renovadores y marginales de la agrupación. También permite la construcción de alianzas y coaliciones, aunque desgraciadamente la versión “reutemanizada” del sistema de Lemas obliga disparatadamente a las alianzas (con el pretexto de transparentar el mandato popular) a presentar una “lista unidad”. Esto llevó en las últimas elecciones a que el Encuentro Progresista se organice bajo el paraguas del Partido Socialista.

Un poco de historia

La Ley de Lemas fue sancionada en las postrimerías del gobierno de Víctor Félix Reviglio, en un momento en que el Partido Justicialista se encontraba virtualmente acéfalo, sin líderes ni referentes visibles. También estaba muy golpeado por incidentes tales como los “juguetes” de Antonio Andrés “Trucha” Vanrell, el robo del Puente Colgante durante el mandato de José María Vernet y las causas por corrupción de Carlos Aurelio Martínez, que lo llevarían a prisión (Reviglio tuvo denuncias vinculadas a insumos médicos, pero “el agua no llegó al río”).

En ese cuadro de situación, la nueva norma electoral aparecía como un buena manera para que el justicialismo retuviera el poder y a la vez solventase la interna, con el ungimiento de un conductor provincial. A todo esto, la Unión Cívica Radical liderada por Eduardo Usandizaga (Convergencia) apoyó la sanción de la ley, pero luego se “arrepintió” y llegó a los comicios de 1991 en un solo bloque, sin distintos sublemas. El oficialismo estimuló la presentación de una variopinta fauna de candidatos, provinciales y municipales, estrenando la modalidad de las campañas múltiples (todos los sectores trabajando al 100 % de su capacidad, más que si se alineasen tras una fórmula única).

El resultado de las elecciones mostró la consumación de los objetivos: Carlos Alberto Reutemann fue elegido gobernador y ascendido a gran caudillo del PJ. La intendencia de Santa Fe (que luego del escándalo del “Bataraz” Martínez estuvo en manos del locutor demoprogresista Enrique Muttis (y, tras su muerte, de su sucesor Hugo Ponce) fue recuperada en la figura del ex presidente del Concejo, Jorge Obeid. El municipio rosarino (en manos del “Vasco” Usandizaga) recaería en Héctor “Tigre” Cavallero, socialista, que cuatro años más tarde armaría el Partido del Progreso Social como sublema del PJ, jugada que casi lo lleva a la Casa Gris, vez en la que, en comicios irregulares, Obeid llegaría a la gobernación.

Pero el novedoso sistema electoral no sólo sería aprovechado por el oficialismo. Ya en 1995 (y antes que en ámbito nacional) se conformó la Alianza Santafesina, que unía a radicales, frepasistas y demoprogresistas. Allí se inició un sistema (que llegó hasta 2003, con la creación del Encuentro Progresista, con Binner a la cabeza) que permite reunir verdaderas “bolsas de gatos” casi sin consensuar listas (sólo para los cargos nacionales) y pateando para adelante la discusión programática.

Conclusión

Al parecer la Ley de Lemas tiene los días contados. El mínimo consenso entre las declaraciones de los partidos, siguiendo la voluntad popular, apunta a su derogación. La discusión vendrá en torno al sistema que deberá reemplazarla. El Ejecutivo ha planteado su idea de sustituirla por un sistema de internas abiertas, simultáneas y obligatorias en el estilo de las “primarias” estadounidenses. Pero algunos sectores de la oposición se muestran renuentes, diciendo que esa propuesta es inviable. Más allá de esto, tal vez el escollo más grave pase por la “poca voluntad” del partido gobernante para derogar un sistema que no le trajo más que beneficios políticos, más allá de provocar el distanciamiento con la gente. En el choque entre estas pulsiones se jugará el destino político de la provincia. La provincia, mientras tanto, observa y espera.

miércoles, mayo 26, 2004

No da el tiempo...

He descubierto por qué estamos todos estresados: Es imposible hacer en un día, todo lo que hay que hacer en un día.

Todos los días hay que comerse una manzana por el hierro, y una banana por el potasio.

Todos los días hay que beberse dos litros de agua. Bueno hay gente que bebe más, todos conocemos a gente que dice que bebe cinco litros.

Que digo yo... que éstos no mearán.

A esto hay que sumar que todos los días hay que tomarse un Actimel, para tener "L. Cassei Defensis", que no sabemos lo que carajo es, pero por lo visto si no te comés un millón y medio todos los días, ves a la gente borrosa...

Todos los días hay que tomar una aspirina para prevenir los infartos y dos dedos de vino y un vaso de cerveza. Bueno, si te lo tomás todo junto, aunque te dé el infarto, ni te enterás.

Todos los días hay que comer fibra, mucha fibra, cuánta más fibra mejor. Hasta que consigas cagar una camiseta.

Y también te tenés que comer una naranja, para la vitamina C. Y un donut si quieres tener un día redondo.

Por supuesto, hay que hacer las tres comidas diarias, sin olvidarte que cada vez hay que masticar cien veces... y después lavarte los dientes.

Ya sabes que después de cada comida hay que lavarse los dientes, o sea, después del Actimel los dientes, después de la manzana los dientes, después de la banana los dientes... Así hasta que te los desgastes.

En fin, que haciendo el cálculo, sólo en comer se te van cinco horitas.

¡Ah! se me olvidaba si andas medio estreñido, no te olvides del yoghurt con bio puritas, (el famoso bio puritas debe ser como el aceite de castor de la abuela pero con más rico gusto).

Todos lo días hay que dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que empleamos en comer, veintiuno. Nos quedan tres.

Curiosamente y según las estadísticas, vemos un mínimo de tres horas diarias la Televisión. Pues ya la hemos cagado. Porque todos los días hay que caminar, por lo menos media hora.

Y hay que cuidar las amistades. (Porque las amistades son como una planta, hay que regarlas a diario y cuando te vas de vacaciones, debes acordarte de ellas).

Además, hay que estar bien informado. Así que hay que leer, por lo menos, dos periódicos todos los días para contrastar la información.

¡Ah! Y no nos olvidemos que hay que practicar sexo todos los días, pero sin caer en la rutina, con lo cual, hay que innovar, que lleva su tiempo. (Por cierto, te recuerdo que después de cada comida hay que lavarse los dientes...).

¡Ahhhhhh!!, después del yoghurt con bio puritas, también te tenés que lavar los dientes, y de paso esta bueno decir, se me había olvidado, que jamas debes olvidarte de pasarte el hilo dental.

También hay que buscar tiempo para barrer y fregar, y no te digo ya si tenés perro, o gato, o mascota alguna... lo mejor es suicidarte...

En fin, a mi me salen 29 horas...

La única posibilidad que se me ocurre es hacer varias cosas a la vez: Por ejemplo, mientras te duchás, podés abrir la boca y así vas bebiendo agua. Al mismo tiempo que te secás, podés comerte un donut metiendo la banana por el agujero.

Y cuando salgas del baño, a la vez que caminas, mientras le vas haciendo el amor a tu pareja en la postura de la carretilla, y con el cepillo de dientes en la boca, te metés una escoba por el culo y vas barriendo.

Y de paso que tu pareja que vaya viendo la televisión y te lo cuenta...

Te queda una mano libre: ¡Llamá a tus padres! ¡Y bebé vino... y cerveza...

¡Ahhhh!!, y el bio puritas, te lo puede dar tu pareja mientras ella se toma el Actimel, que con tanta carretilla no tuvo tiempo.

Por cierto, deberías ser más solidario y buscar algo de tiempo para dedicárselo a un AMIGO...

¿¿¿ Quedó claro ???

PD: y menos mal que crecimos, por que si no, nos tendríamos que comer un Danonino todos los días, el del extra calcio ¡ehhhhhhhh?!

(Enviado gentilmente por Germán Pascualón)

¿Por qué Altercomunicación?

Qué nombre pretencioso, ¿no? Los diarios terminan sirviendo para envolver huevos, y convengamos que los sitios web ni para eso. Pero sería bueno poder detenerse un poco y descansar...

¿Por qué Blog Zine?

La idea es combinar la tecnología del weblog con cierta onda de las revistas independientes tradicionales. De la mezcla saldrá algo que tendrá "página abierta" pero a la vez la "tiránica" supervisión del editor... o tal vez salga cualquier otra cosa, quién sabe...

¿Por qué TAWABURENI?

El último fragmento (de El Libro de la almohada), interpretado como un epílogo (batsubun), fue objeto especial de análisis. Algunos -para desilusión de los admiradores de Sei- sostienen que se trata de un agregado posterior y ajeno, escrito con la intención de ordenar los textos dispersos. Los eruditos se basan para ello en que la narradora, al decir en este fragmento que escribe para su diversión, emplea el adjetivo tawabureni, en tanto que el que aparece repetido 466 veces entre otros 3660 del texto es el adjetivo okashi. Tampoco falta la interpretación autobiográfica: Sei habría escrito el epílogo a los 37 años (los 36 de Occidente) -edad ominosa para las mujeres, cuando muchas se hacían monjas- y el tono melancólico se debería a esta conciencia de fin de una etapa.

[...]Pero hay que destacar que Sei Shônagon fue la pionera de un género propio de la literatura japonesa, que aún está vigente en la actualidad: zuihitsu, el ensayo fugaz y digresivo, literalmente "al correr del pincel", farrago libelli sobre emociones, observaciones, apuntes autobiográficos o poemas, carente de una orientación predeterminada; una dispersión del sujeto en fragmentos. Algo tan típicamente japonés como la literatura de los diarios (nikki bungaku).

(Fragmento del Prólogo de El Libro de la almohada, de Sei Shônagon, por Amalia Sato, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2001)


Anochece (epílogo de El Libro de la almohada, Japón, siglo X)

Anochece y apenas puedo seguir escribiendo. Sin embargo, me gustaría dejar terminadas mis notas por completo, haciendo un último esfuerzo.

Escribí en mi habitación estos apuntes sobre todo lo que vi y sentí, pensando que no iban a ser conocidos por nadie. Aunque mis anotaciones son triviales y sin importancia, podían parecer malintencionadas e incluso peligrosas a otros, por eso he tenido cuidado en no divulgarlas. Pero ahora me doy cuenta de que, así como inevitablemente brotan las lágrimas, según dice el poema, del mismo modo estas notas dejarán de pertenecerme.

Un día, el Ministro del Centro entregó a la Emperatriz una pila de cuadernos. La Emperatriz me preguntó: "¿Qué se podría escribir en ellos? El Emperador ya está redactando los Anales de Historia". Entonces yo le contesté: "Si fueran míos, los usaría como almohada". La Emperatriz me dijo: "Entonces, quédatelos", y me los dio.

Comencé a llenarlos con el relato de rarezas sobre hechos del pasado y toda clase de asuntos. Llené una enorme cantidad de hojas. En mis notas hay muchas cosas incomprensibles. Si hubiera elegido temas que las demás personas consideraran interesantes o espléndidas, o si hubiera escrito poemas sobre árboles, plantas, pájaros o insectos, los otros podrían juzgar mis escritos, tendrían derecho a afirmar "conocemos sus sentimientos". En otras palabras, la crítica sería admisible.

Pero mis notas no son de esta clase. Escribí para mi propio entretenimiento, y apunté únicamente lo que sentía. Nunca esperé recibir, sobre estos escritos casuales, comentarios tan importantes como los que se dedican a notables libros de nuestro tiempo. Me sorprendo cuando escucho cómo los lectores aseguran que se sienten apabullados ante mi trabajo. Pero es natural que actúen así: conozco la mentalidad de aquellos que hablan bien de lo que detestan y critican lo que les gusta. Por eso todavía lamento que hayan leído mi libro.