martes, agosto 17, 2004

La Renga en Santa Fe: Bomba, bandera y vincha

Bengalas, bombas de estruendo, tres tiros, estrellitas. Voces que cantan “Argentina, Argentina” y “el que no salta es un inglés”. Cuerpos que se apiñan los unos contra los otros en medio del humo, sin distinciones de sexo, bajo banderas con el rostro del Che Guevara y nombres como Berisso o City Bell. No, no estamos en un piquete del gran Buenos Aires. Lo que pasa es que el pasado sábado 7 de agosto se presentó en nuestra ciudad La Renga, una de las bandas más convocantes de los últimos tiempos, en un podio compartido quizás por Los Piojos o la Bersuit.

La cita estaba prevista para las 21.30. En el mundo del rock, como es sabido, los tiempos tienden a estirarse y, de igual modo, en Santa Fe todo empieza más tarde (tal vez la única doble excepción hayan sido los shows de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota). Aquí al parecer se conjugaron ambos factores y, pese a que Doble Filo, la banda soporte, dejó el escenario alrededor de las 21.50, el grupo principal no pisó el escenario hasta las 23.10. Para mitigar la espera, las cámaras del escenario se regodeaban en mostrar en las pantallas algunas banderas y remeras. Uno de los mejores momentos de la noche fue cuando la multitud silbó a la camiseta de Colón y aplaudió a la casaca tatengue (esto es muy subjetivo, vale aclarar).

Finalmente, como dice el cantito, salió Chizzo (Gustavo Nápoli) y estalló el carnaval. Bajo la formación básica de power trio, junto a Tete (Gabriel Iglesias) y Tanque (Jorge Iglesias), sumando el adorno de los instrumentos de viento interpretados por Chiflo (Gabriel Sánchez, en saxo y trompeta) y de Manu (Manuel Varela, en saxo y armónica), la agrupación de Mataderos presentó su última placa, Detonador de sueños, con temas como “Las cosas que haces”, “En los brazos del sol”, “Un paso atrás” (que fuera presentado el año pasado) o el que da nombre al disco.

Mientras tanto, las pantallas mezclaban el vivo del recital con imágenes alusivas a la letra de cada canción, al tiempo desde el escenario se disparaban unos fuegos artificiales que respondían a la pirotecnia con que la monada celebraba su fiesta.
Cuando la banda se fue acercando a sus temas más clásicos, aumentó el agite popular, aunque sin tanto movimiento como el que Tete hacía arriba: corriendo hasta el borde del escenario y frenando en seco o acostándose y paándose sin soltar su bajo Fender Precission.

Por supuesto, no faltaron “El lugar donde partí”, “El revelde”, “La balada del diablo y la muerte”, “Me hice canción”, y “Veneno”, entre otros clásicos. Luego de más de dos horas y media de poderoso rock, La Renga se despidió, con Chizzo regalando de a puñados las púas con las que había tocado sus tres guitarras Gibson (la Les Paul, la SG y su nueva incorporación, la doble mástil 12-6). Mientras la multitud satisfecha se preparaba para abandonar el Estadio Ángel P. Malvicino, ya con el escenario vacío, desde los parlantes salía “Escalera al cielo”, el clásico de Led Zeppelin: tal vez para bajar de tanta adrenalina.

Keira Knightley: Muñeca brava

¿Alguna vez habrán pensado nuestras madres que sus hijos perderían el aliento por una inglesita flaquita, chata, disléxica y ligeramente prognata? Seguramente que no. A Keira Knightley parece no importarle. Como damisela en peligro, futbolista varonera o salvaje guerrera bretona, se las ha ingeniado para meterse en el corazón de miles de hombres (y mujeres, valga la aclaración). Introduzcámonos en el mundo de esta muchacha, cuyo talento e ingenio son tan poco ortodoxos como su rara belleza.

Kiera (así se escribe su nombre originalmente) nació el 22 de marzo de 1985 en Teddington, Inglaterra (aunque vivió la mayor parte de su vida en Richmond upon Thames), de la unión del actor Will Knightley y la actriz y dramaturga Sharman MacDonald, quienes ya tenían un hijo, Caleb. “Yo fui una apuesta. Mi mamá estaba desesperada por otro hijo, y mi papá le dijo que la única manera que ellos podrían permitirse el lujo de tener uno era si ella vendiera una obra. Entonces mamá escribió When I Was a Girl, I Used to Scream and Shout”, admitió sobre su nacimiento y el de una de las más célebres obras de su madre.

A la edad de tres años pidió a sus padres que le consigan un agente, pero ellos querían que la nena se concentre en la escuela, ya que a pesar de considerarse un ratón de biblioteca, su dislexia le trajo algunos problemas de lectoescritura. A los once años tuvo su debut en A Village Affair, en 1994. Cinco años más tarde, tuvo su primera participación en un tanque de Hollywood, en Star Wars: Episodio I - La Amenaza Fantasma, como Sabé, la doble/señuelo de la reina Padmé Naberrie Amidala, interpretada por Natalie Portman. “El problema para mí era que estando en la película la magia estaba rota. Yo amé la primera película de Star Wars y mi mamá realmente también, por eso tomé la parte. Pero la Fuerza no estaba allí cuando nosotros estábamos filmándola, y ellos no tenían sables de luz reales, lo cual me irritó”, sostuvo la joven. Una vez maquilladas, ni sus propias madres podían distinguir a Keira de Natalie.

En 2001 protagonizó el telefilm The Princess of Thieves, donde le dio vida a Gwyn, la hija de Robin Hood que sustituye a su padre luego de su muerte. También encarnó a Frances “Frankie” Almond Smith en The Hole, en la que (a los 16 años) realizó su primer desnudo. “Me dijeron que yo no tenía que hacerlo, pero yo dije, 'No, es una escena bonita, nosotros tenemos que hacerlo'. Es extraordinario que puedas causar un alboroto sacando tus tetas fuera”, ironizó al respecto. Pero luego agregó: “No tengo un problema con mi cuerpo. No voy a sacarme la ropa así nomás, pero si la parte lo requiere y no parece haber ninguna otra manera, está todo bien”.

Ese mismo año fue seleccionada por la directora indobritánica Gurinder Chadha para ser Juliette “Jules” Paxton en la cinta independiente Bend It Like Beckham (aquí conocida como Jugando con el destino), estrenada en 2002, haciendo dupla con Parminder Nagra, quien (sólo en principio) fue la que llamó la atención de la crítica. Ambas debieron recibir entrenamiento futbolístico durante tres meses y, aunque recibieron varios golpes fuertes, se resistieron a utilizar dobles. Sin embargo, Keira diría más tarde: “yo pensé que habría dobles —dobles de riesgo— y yo simplemente correría para los primeros planos, pero desgraciadamente ellos no tenían el dinero para eso”.

La película dio la vuelta al mundo y atrajo la atención del productor Jerry Bruckheimer (quien estuviera detrás de Pearl Harbor), que la convocó para ser Elizabeth Swann en Piratas del Caribe: La Maldición del Perla Negra (estrenada en 2003) actuando junto a Johnny Depp y Orlando “Legolas” Bloom. Allí le pusieron un corsé. “Yo tenía una cosa de Scarlett O’Hara, ella tiene su cintura por debajo de las dieciocho pulgadas y media, por lo que pensé en probar eso. Durante cinco minutos es fantástico, tenés esta cintura diminuta y una fantástica hendidura en el busto, ¡pero la falta de oxígeno es un gran problema!”.

Mientras los piratas derrotaban en las taquillas a Terminator 3 y Legalmente rubia 2, Bruckheimer la fichó para Rey Arturo, la versión historiográfica del mito que el director Antoine Fuqua estaba preparando. “¡Wow! Belleza clásica, imagen clásica y actuación clásica. Algo simplemente pasó”, dijo el moreno cineasta, luego de ver sus primeras audiciones.

En la cinta interpreta a Guinevere (Ginebra) guerrera picta que seduce a Arturo y lo convence de que luche por Bretaña contra los sajones. Lejos de aquella sensual “tomboy” futbolera que la hiciera famosa, aquí su lánguido metro setenta se convierte en un arma asesina al frente de los despiadados Woads (así llamados por pintarse se la cara con la tintura de la planta homónima, el glasto; por eso también se los llama pictos), empuñando el arco y la espada, que Keira aprendió a manejar de manera sorprendente. Devenida morocha, comentó que “ahora me siento menos rubia y, eh, ¡más inteligente!”.

Entremedio de ambas superproducciones, la Knightley se hizo un tiempo para participar de Love Actually (Realmente amor), película británica escrita y dirigida por Richard Curtis, con muchas subtramas y un superelenco que incluyó a Bill Nighy, Colin Firth, Liam Neeson, Emma Thompson, Hugh Grant, Laura Linney, Alan Rickman, Billy Bob Thornton y Rowan Atkinson, entre otros. Allí le dio vida a Juliet, objeto del deseo del mejor amigo de su flamante marido (quién no sintió bronca y lástima en esta historia, quién no se enamoró de Keira en esta película... bah, eso agrego yo. Pero así soy de susceptible... Son epifanías, como ver a Sandra Bullock en Mientras dormías o a Winona Ryder bailando en la nieve en El joven manos de tijera, bonita gentileza de Tim Burton). “Nosotros teníamos casi hecho todo lo de nuestra boda y nos sentíamos como las estrellas del show, entonces de pronto tenés todos estas otras personas con tramas y pensás: excúseme, yo sé que usted es Alan Rickman pero salga de mi película, por favor, gracias”.

Entre los reconocimientos obtenidos por la niña, se cuentan los de Mejor principiante para los premios 2003 del Círculo de críticos de Londres y el Premio ALFS para el Principiante británico del año para los premios de cine de la misma institución; asimismo compartió con Parminder Nagra el premio a la Mejor Actriz en el Festival Internacional de Bordeaux de Mujeres en el Cine.

En estos momentos está filmando Orgullo y prejuicio (basada en la novela de Jane Austen), donde interpreta a Elizabeth Bennet (la vivaz protagonista), mientras se prepara Piratas del Caribe 2. Entre tanto, se acaba de mudar con seis amigas a un departamento en Londres, desde el cual hincha por el Westham United, mientras escucha a Eminem y Nirvana. A la hora de la comida, se inclina por la italiana, y considera que “picar verduras es terapéutico”. Flaquita como es, sostiene que “el sólo pensar en una dieta me hace querer papas fritas y helado”.

Admiradora de Katharine Hepburn y Vivien Leigh “por su perseverancia”, una de las cosas que caracteriza a “KK” son sus comentarios ácidos, sobre el trabajo y los compañeros, al punto de ser considerada por muchos un ejemplo del ingenio anglosajón. Por ejemplo, es capaz de decir, luego de una sesión fotográfica, “soy una puta en estas fotos, y debo ser una muy cara, porque estoy quedándome en el Ritz, lo que es bueno”. Con su busto escueto, su labio inferior por delante del de arriba y su mentón prominente, a nuestra grácil heroína nunca se le pasó por la cabeza hacerse una cirugía estética. “Pienso que son las imperfecciones en las personas las que los hacen perfectos. Yo no encuentro las caras perfectas muy interesantes”.

La Royal Shakespeare Company de Stratford upon Avon (la patria del Bardo) sostuvo una votación este año en la que les pedía a los espectadores que votaran por el actor y la actriz que ellos amarían ver en la obra Romeo y Julieta, y los ganadores fueron Knightley y James Marsters (Spike en Buffy la Cazavampiros). Más de 2.000 personas votaron por más de 150 actores diferentes para ambos papeles. Keira triunfó por encima de Kate Winslet, Nicole Kidman, Scarlett Johansson (la de Perdidos en Tokio), y Juliet Landau (Drusilla en Buffy). “Estoy absolutamente emocionada por haber llegado a la cima de la votación, particularmente cuando Julieta es un papel que realmente amaría interpretar en el futuro”, opinó.

Keira no acostumbra navegar por Internet, así que no toma dimensión del efecto que ha causado en los hombres... a pesar de haber salir primera entre las 50 celebridades más bellas de 2004 para la revista New Woman y la más glamorosa actriz de cine para la revista Glamour en el mismo año. Sin embargo, ella ha dicho: “aprendí bastante temprano a nunca leer cualquier cosa escrita sobre vos. Yo desconozco la mayor parte de eso, y esa es la manera en que me gustaría mantenerlo”. Así que (snif-snif) seguramente tampoco le importe mucho esta nota...

jueves, agosto 05, 2004

CONVIVIR, muestra de fotos de Eloísa Yankelevich

Cuando el viernes 16 de julio alguien dijo “vamos a Casacueva, que se presenta la Elo”, más de algún desprevenido habrá soñado con que la Electric Light Orchestra iba a hacer acto de presencia en el local de Laurencena 306, en la ciudad de Paraná, al ritmo de “Last Train to London”.

Pero no. Con la organización y el auspicio de Menos Que Cero, fanzine cultural, se presentó la muestra de fotos CONVIVIR, que exhibe trabajos recientes de Eloísa Yankelevich. La joven artista, oriunda de Paraná, reside actualmente en Buenos Aires donde estudió Dirección de Fotografía Cinematográfica. Pero en esta ocasión volvió a su ciudad natal a mostrar una serie de trabajos íntimos e intimistas, plenos de luz y color, luego de años de trabajo en el especial terreno del blanco y negro. La consigna fue precisamente explorar el terreno cromático, con trabajos que en ocasiones obligan a forzar la imaginación para descubrir qué carajo son en realidad esos objetos deformados por la lente y la mente de la autora para convertirlos en un puñado de imágenes sugerentes.

Según Maxi Sanguinetti, cabeza de Menos que Cero, “la noche de la muestra de Elo estuvo, para nosotros que no somos nada objetivos, buenísima. A pesar del frío, todo comenzó a horario y mucha gente se apropincuó a Casacueva. Por supuesto que fueron los familiares y amigos de la fotógrafa, pero también se acercaron otros ojos que nada conocían de la artista... según anduve indagando entre la muchedumbre, la mayoría (pues no puedo dar fe de haber escuchado absolutamente todas las opiniones) estaba gratamente sorprendida, y varios quisieron comprar obras. ¡Y también Menos Que Cero!”.

La homenajeada aprovechó para conversar con los presentes sobre las características de las obras presentadas (19 imágenes tomadas en 35 mm color, elegidas de entre una veintena de rollos por Eloísa junto a Florencia Bárbara Penna) y también para narrar ante quien quisiera escuchar sus andanzas en el mundo de la producción audiovisual capitalina. Como por ejemplo su participación en el videoclip de “No love, no sex” de Leticia Brédice (ya de por si una reunión cumbre Yankelevich-Brédice asusta a muchos...). Por cierto, la protagonista de Nueve reinas interpreta en su nuevo ciclo, Locas de amor, a una fotógrafa que acaba de salir de un neuropsiquiátrico (bueno, de eso la Elo viene zafando...).

Recordemos que Eloísa (sobrina lejana de Gustavo Yankelevich, para quienes gusten de las genealogías) fue co-guionista, junto a Hernán Morales y Francisco Corral, de ¿Qué es el cielo?- Un ensayo sobre David Kohon, cortometraje documental del año 2001 sobre el cineasta argentino David José Kohon, una de las figuras de la Generación del 60, director de Prisioneros de una noche y Tres veces Ana.

“Las 19 imágenes que conformaron esta exposición de vívidos detalles, generó comments aquí y allá: ‘son re Elo’; ‘son re poéticas’; ‘las sacó en digital... no, no, en 35, en 35’; ‘son luminosas’, ‘hay algunas muy orientales’; ‘todas son re zen’; ‘estoy enamorada de la muestra’...”, definió uno de los organizadores del evento, mientras apuraba el último trago de su vaso de vino, ese mismo vino que fuera ofrecido en la “vernissage” y que en el trasnoche los presentes cambiarían por la cerveza.

Las fotos quedaron en exposición en Casacueva hasta el 6 de agosto, con entrada libre y gratuita. Y los participantes de la inauguración no tardaron en partir hacia otros destinos, a seguir la fiesta en otros lugares. Pero eso ameritaría otra nota, en otro momento, en otro lugar...

Amber Tamblyn: De la mano de Dios (nueva versión)

Es la protagonista de la serie Joan of Arcadia, en la que interpreta a una adolescente común... hasta el día en que se encontró con Dios en un colectivo. Su vida es tan poco ordinaria como su personaje de ficción.

Amber Rose Tamblyn nació en Santa Monica, California, el 14 de mayo de 1983, y comenzó a actuar a la edad de cinco años en una escuela teatral en California del Sur. La escuela, llamada SMASH, no representa la onomatopeya de un golpe, sino que se trata de la Santa Monica Alternative School; la misma es un centro creativo estrictamente para las artes, el cual tiene en el teatro su foco principal. Durante sus nueve años asistiendo a SMASH (desde jardín de infantes a octavo grado) actuó en más de 13 obras, incluyendo su protagónico en Pippi Longstocking en cuarto grado. Pronto averiguaría que ser Pippi era el principio de su carrera real en el negocio del entretenimiento.

La vieja amiga de la familia (y agente artística) Sharon Debord, tuvo el mérito de descubrirla: luego de ver la obra, al instante la impulsó a presentarse a unas audiciones. El padre de Amber, que también está en el ambiente (es el actor Russ Tamblyn, de Westside story, Seven Brides for Seven Brothers, Tom Thumb y Twin Peaks) fue al principio cauto con permitir a su hija de nueve años entrar en una línea de trabajo tan arriesgada e inconsciente, pero finalmente cayó en el acoso de Sharon. Ya que estamos hablando de su familia, tengamos en cuenta que su madre, Bonnie Tamblyn, se desempeña como cantante y artista: así se vuelve obvio de dónde viene la vocación artística de la niña.

Y Sharon tenía razón. Amber desembarcó en sus primeros tres papeles en materia de meses. Empezando con una película pequeña llamada Live Nude Girls, protagonizada por Dana Delany (en el que interpretó a la joven Jill), luego fue Deb en una película independiente titulada Biker Poet en 1994. Entonces, en el invierno de ese año, encontró un papel corto en General Hospital (Hospital General) de ABC, que continuó durante los siguientes siete años.

Durante su carrera como la huerfanita Emily Bowen-Quartermaine, recibió premios de los reporteros de Hollywood dos años seguidos como la mejor actriz joven en una serie diurna, y recibió el aplauso de los críticos en todas partes, alabando su “talento actoral innato que supera a muchos actores que la doblan en edad” (Soap Opera Digest). A los 17, había completado más de 600 episodios para esa novela.
Terminó su segunda película, Johnny Mysto: Boy Wizard a la edad de doce años; allí interpretó el papel de Sprout (retoño), y compartió el protagonismo con su padre. A los 17, después de cinco años de enfocarse en Hospital General, decidió volver atrás en el juego actoral y comenzó a audicionar de nuevo. Rápidamente consiguió encabezar un piloto para la Warner Brothers, titulado No Ordinary Girl, escrito por Bob Brush (autor de The Wonder Years/Los años maravillosos).

Después de ser obligada a resignar varios papeles cinematográficos debido a su frenético cronograma en Hospital General, resolvió irse cuando su contrato expiró en la primavera de 2001. Durante el siguiente año logró numerosos papeles: fue protagonista invitada en Buffy la Cazavampiros, otro tanto en Boston Public, hizo el protagónico en otro piloto para la Warner Brothers (Prep), filmó un corto escrito y dirigido por Wim Wenders y fundamentalmente participó del film de DreamWorks The Ring (aquí conocido como La llamada), dirigido por Gore Verbinski. También tuvo a su cargo el papel principal para el primer episodio de la nueva era de The Twilight Zone (La dimensión desconocida), intitulado “Evergreen”, en el que interpreta a Jenna, una adolescente punk rocker con una actitud áspera, a quien sus padres tratan de educar con particular “rigor”.

Finalmente, el proyecto que la lanzó a la consideración del gran público es Joan of Arcadia, de Sony para CBS Television; esta serie, centrada en la vida de la estudiante de secundaria Joan Girardi (una especie de Juana de Arco posmoderna), se estrenó en Estados Unidos el 26 de septiembre de 2003, y ha desembarcado en nuestro país de la mano de la señal de cable Sony... pero eso ya es historia reciente.

La teoría que Amber practica es nunca engancharse del todo con la actuación, y hasta ahora, no lo ha hecho. Así, sostiene que “si usted realmente quiere hacerse actor, debe realmente pensar sobre todo lo que viene con ello. Mi consejo es hacer de la actuación su segunda opción de carrera (escribir es mi primera opción). Y si usted lo hace un buen tiempo, entonces puede volverse la primera, pero sería una mala idea simplemente juntar todo e irse a Hollywood, e intentar conquistar el mundo”.

Cosa bastante rara en la televisión americana, Amber fue nominada (en una industria que suele esperar al menos tres años para reconocer un nuevo programa en cualquier categoría) para un Emmy como Mejor actriz en una serie dramática, contra Jennifer Garner, Mariska Hargitay y la multipremiada Allison Janney; mientras que Joan of Arcadia fue nominada como Mejor serie dramática, frente a tanques consagrados como Los Soprano, CSI, 24 y The West Wing. Sin embargo, se hizo tiempo para ser nominada para dos Teen Choice Awards (Mejor actriz dramática en TV y Rostro nuevo preferido) y para filmar en Vancouver la película juvenil The Sisterhood of the Travelling Pants.

Pero la muchacha también (como corresponde, como deberíamos hacer todos) se hace un tiempo para la política. A diferencia del irreverente Michael Moore, que eligió no apoyar abiertamente la fórmula Kerry-Edwards, la actriz se inclinó hacia el partido del burrito declaradamente, y fue oradora en la Convención Nacional del Partido Demócrata, en los días 25 y 26 de julio. Sin embargo, más allá de la cuestión partidaria, Amber está apoyando la participación de los jóvenes en la elección, junto con el sitio “Rock The Vote”. Para ello, filmó un spot junto al director de videoclips David La Chapelle, que simula una publicidad de comida para perros pero donde la apatía termina convirtiéndola en un perro con bozal.

Además, ha difundido en su web site oficial (Amtam.com) el siguiente mensaje: “No importa cuál sea su partido político, votar sobre los temas nunca debe ser partidario. Menos de la mitad del país votó en la última elección presidencial. La parte triste es que no es difícil averiguar sobre los temas que son importantes para usted como americano y qué candidatos apoyan sus creencias. (...) Las elecciones de 2000 probaron que ese voto cuenta, y verdaderamente una de las herramientas de acción positivas que tenemos para hacer una cambio inteligente. Si usted navega online, lee libros, mira televisión o escucha radio, es muy simple no sólo registrarse para votar, sino también aprender sobre las cuestiones al alcance de la mano. Por favor: ¡vote por temas, no por partidos! ¡Vote su conciencia!”.

A pesar de todo esto, la Tamblyn es una chica como cualquier otra: mide 1,70 m, su figura no es la de una top model, es aracnofóbica, supo tener una rata como mascota, es fanática de la cantante folk Ani DiFranco y... es bonita, simpática y talentosa. Se destaca en todo tipo de actividades creativas y ama el canto, el baile y el teatro tanto como trabajar delante de la cámara. Pero fundamentalmente le gusta escribir poesía y ya ha sido editada en publicaciones especializadas, como las revistas de San Francisco Cups y Poetry USA y ha publicado de manera independiente dos libros de poesía, Of the Dawn (Del alba) y Plenty of Ships (Multitud de barcos); recientemente firmó con Simon and Schuster para lanzar su primera antología de poesía en una editorial grande.

Compartamos el poema que le da nombre al primer libro:

tiempos rápidos
corriendo dentro y fuera de mi templo
transportando la gloria
de una juventud
y la verdad no siempre se mantiene verdadera
pero una mentira siempre es una mentira.
tiempos pasados
salpicando los dedos de sus pies
en mi espejo
mi reflejo penetrando
un pensamiento más profundo
así que
ayúdame
Dios
estoy perdiéndolo de nuevo.
sin tu mano para guiarme
sin una palabra para predicar
y todavía yo me empequeñezco
estando de pie en la superficie
del alba.


Hablando de Dios, la música de apertura de Joan of Arcadia no es otra que “One of Us”, de Joan Osborne, en la que su autor, Eric Bazilian (guitarrista de la banda de Osborne), se pregunta “¿Y si Dios fuera uno de nosotros? / ¿Sólo un patán, como uno de nosotros? / Sólo un extraño en un ómnibus, tratando de llegar a casa”. Parece ser que, como se dice habitualmente, Amber Tamblyn tiene un Dios aparte... al menos en la televisión, donde todo puede suceder.