viernes, diciembre 09, 2005

El exitoso encuentro de Walter Salles y la fantasmagoría nipona

En Agua turbia, el director de Diarios de motocicleta realiza una nueva adaptación para Hollywood de una cinta de “j-horror”. Es su debut en inglés y con estrellas estadounidenses.

Agua turbia representa un nuevo capítulo en la costumbre de Hollywood de rehacer producciones extranjeras exitosas; particularmente, una nueva remake de terror japonés, en la línea de La llamada y El grito. Aquí vuelve la dupla creadora de la primera de ellas (el novelista Kôji Suzuki y el director original Hideo Nakata). Vuelven también el agua chorreante y los largos cabellos, asociados a fantasmas que reclaman la atención de los vivos para poder descansar en paz. Seguramente en la adaptación se pierde algo de oscuridad, residente en el carácter hierático de la cultura nipona, afecta a silencios y gestos (en El grito la reversión fue filmada en Tokio por el realizador original, Takashi Shimizu).

El cineasta brasileño Walter Salles (reconocido por Estación Central y Diarios de motocicleta) traslada en registro desde el horror hacia el thriller psicológico, orientándose hacia la alteración de la realidad. Para esto convocó a Jennifer Connelly, probablemente después de verla en La casa de arena y niebla: su estampa aristocrática aporta un efecto dramático cuando retrata personajes en desgracia.

Quizás el mayor logro actoral esté en el juego entre la protagonista y la niña actriz Ariel Gade: nadie duda en ningún momento de que se trata de una madre con su hija (para lo cual es de presuponer una elaboración especial de improvisaciones previa al trabajo sobre las escenas). Debería ser objeto de estudio el por qué es tan difícil para otras cinematografías (con excepciones, obviamente) obtener resultados destacados en materia de actores infantiles.

La fotografía de Affonso Beato agrega dramatismo a este filme lluvioso (no es una metáfora, llueve todo el tiempo) y la música de Angelo Badalamenti complementa discretamente al ominoso clima general.

Quienes esperaban el ingreso de Salles por la puerta grande de la Meca del cine (salvo aquellos muy “latinoamericanistas” que puedan extrañar cierto componente social), se encontrarán con un filme digno, dentro de los más altos estándares de calidad de Hollywood.

Para agendar

Affonso Beato acompañó a Glauber Rocha en Antonio das Mortes y a Pedro Almodóvar en La flor de mi secreto, Carne trémula y Todo sobre mi madre.

Angelo Badalamenti fue colaborador de David Lynch en Twin Peaks y Mulholland Drive.

Información técnica

Agua turbia (Dark Water, Estados Unidos/2005). Dirección: Walter Salles. Con Jennifer Connelly, John C. Reilly, Tim Roth, Dougray Scott, Ariel Gade, Pete Postlethwaite, Camryn Manheim. Perla Haney-Jardine, Debra Monk. Guión: Rafael Yglesias, basado en el film Honogurai mizu no soko kara de Hideo Nakata, y en la novela homónima de Kôji Suzuki. Fotografía: Affonso Beato. Música: Angelo Badalamenti. Edición: Daniel Rezende. Diseño de producción: Thérèse DePrez. Dirección de arte: Nicholas Lundy y Andrew M. Stearn. Presentada por Buena Vista International. Hablada en inglés. Duración: 105 minutos. Calificación: para mayores de 13 años.