lunes, julio 18, 2005

Publicación abierta y democracia digital

Por Ignacio Andrés Amarillo

La modernidad se constituyó al hilo de la “República de las Letras”, de una esfera pública de opiniones que dirija los destinos de la vida en sociedad.

Para Jean Jacques Rousseau, el autor que más influyó en los revolucionarios franceses, “la voluntad común no surge de la concurrencia entre intereses privados (...) La volonté général, garantía de un estado de naturaleza restaurado bajo las condiciones de un estado de sociedad, brota más bien como una especie de instinto de la humanidad, brota, por tanto, del estado de naturaleza y penetra salvadoramente en el estado de sociedad. Así ve Rousseau, contradiciendo a Montesquieu, el espíritu de la Constitución no escrito en mármol ni en metal, sino anclado en el corazón de los ciudadanos, esto es, en la opinión”[1].

Esta concepción rousseauniana abre el camino a una idea amplia de democracia. “Una democracia directa exige la presencia real de quien es soberano. La volonté général como corpus mysticum está ligada al corpus physicum del pueblo reunido. La idea del plebiscito duradero se la imagina Rousseau de acuerdo con la imagen de la polis griega: el pueblo estaba allí, por así decirlo, reunido sin interrupción en la plaza; así también se convierte a los ojos de Rousseau la place publique en fundamento de la constitución”[2].

Immanuel Kant, el gran teórico de la Ilustración, llamó “minoría de edad” a la incapacidad de servirse del propio entendimiento sin la dirección de otro. Consideraba que “«Es difícil para todos los hombres individualmente considerados esforzarse por salir de la minoría de edad (...) Pero es más posible que un público se ilustre a sí mismo; con sólo que se le deje en libertad, es casi inevitable». Por eso en la concepción ilustrada el pensar por sí mismo parece coincidir con el pensar en voz alta, exactamente igual que el uso de la razón equivale a su uso público (...) La publicidad, dentro de la cual practican los filósofos su artesanía crítica, ha dejado de ser entretanto, sin embargo de su núcleo académico, meramente académica. (...) No sólo en la república de los sabios se realiza la publicidad, sino en el uso público de la razón, ejercido por todos aquellos que acierten a ese uso. (...) De ahí resulta el postulado de la publicidad como principio: «El uso público de su razón ha de estar libre en todo momento, y sólo él puede dar lugar a la Ilustración entre los hombres; el uso privado de la misma, empero, puede a menudo llegar a ser muy limitado, sin por ello, no obstante, obstaculizar seriamente el progreso de la Ilustración». Todos están llamados a ser «publicistas», a dirigirse «al propio público, es decir, al mundo, por medio de escritos»”[3].

“Los padres fundadores de este país, la ‘igualdad, fraternidad y libertad’ de Francia y la mayoría de los otros liberales que llevaron a la sociedad a la emancipación y la libertad en los 1700’s no podían esperar visualizar el crecimiento de las poblaciones, la evolución radical de la ciencia, los inmensos incrementos de la tecnología y los aumentos increíbles en la movilidad de información, dinero, bienes, servicios y personas. (...) Salvo unos pocos notables, uno de los cuales fue Abraham Lincoln, no podían imaginar que las corporaciones, una vez una criatura de los estados nacionales, se expandirían tanto al tiempo en que se libraban de su responsabilidad social al punto que ellas podrían sostener virtualmente cualquier gobierno para defender el privilegio de su presencia. Hoy, los estados nacionales y los políticos electos son más criaturas de las corporaciones de lo que las corporaciones son criaturas de los estados nacionales. Desgraciadamente, mientras que fueron la democracia y las libertades lo que las corporaciones necesitaron para alcanzar su dominación presente, en lo principal, su gobierno es lo contrario de democrático, libre y justo. Yo no pienso que presagie bien para el futuro de la democracia”[4].

El desarrollo de los modernos medios de comunicación llevó a la constitución del contemporáneo sistema empresarial de medios. Si bien este es “poroso” (en el sentido que abre ciertos espacios a distintas líneas ideológicas), no es “transparente”. Este sistema tiene dos límites: por un lado acota los márgenes de discusión (esto ha sido ampliamente explicado desde diversas perspectivas teóricas, que van desde la teoría del establecimiento de agenda a los estudios culturales). Por otra parte, restringe el acceso a los medios: si bien los trabajadores de prensa pueden enunciar (dentro de ciertos límites y de acuerdo a la jerarquía que ocupen dentro del sistema) sus opiniones y visiones, para el resto de la población, los mensajes están “intermediados” por el aparato de medios y periodistas. Pero, además, debemos considera que “los padres fundadores definieron ‘la prensa’ como individuos y pequeños grupos con prensas de impresión para representar la voz del pueblo y que actualmente, los periódicos son simplemente dueños de máquinas impresoras y distribuidores de papel tal como las compañías telefónicas son un manojo de polos telefónicos y cañerías”[5].

El periodismo y la prensa fueron para el siglo XVIII un espacio en el que personas y grupos políticos podía expresar distintas maneras de ver el mundo, a la vez que ejercer el control del poder: en definitiva, como una elemento constitutivo de la democracia. “Las peticiones, las cartas al editor y la panfletería que precedieron a las revoluciones Americana y Francesa fueron las instituciones esenciales habilitantes para los experimentos en autogobierno que siguieron”[6]. En tiempos en que la concentración corporativa atrapa también a la esfera de la comunicación, en el desarrollo de grandes conglomerados transnacionales de medios. La misma concentración empresarial que desafía la autoridad de los estados nacionales, restringe el potencial social de los medios, a través de los monopolios multinacionales. “Para el software es Microsoft. Para la publicación es CNN. Para el software y la publicación es AOL Time Warner”[7].

Ahora bien; ¿cuáles son las características de este sistema? “Para ver las noticias usted necesita pagar con dinero o con su pérdida de tiempo viendo anuncios (normalmente de automóviles) o con ambos. Para crear las noticias usted necesita pagar a caros consultores de relaciones públicas. Para escribir las noticias usted necesita obedecer los valores de las noticias corporativos, haciendo las historias en una línea de la producción, para el máximo impacto publicitario al mínimo costo. Para editar las noticias usted necesita ser un servicio de cable o una compañía de medios multinacional que esté en la bolsa de valores global. Para distribuir las noticias usted necesita tener una de las 6 torres de transmisión de TV en una ciudad de millones. (...) Lo que tenemos es un sistema muy complejo dentro del cual los humanos han ganado recientemente un enorme poder pero todavía ellos no tienen una igualmente poderosa red de infraestructura de comunicación para apoyarlo. No tenemos ninguna red neural para procesar la información. No es tanto una aldea global como un megáfono global”[8].

“Hay señales de que después de más de una década de insignificancia política, el potencial democrático de la Internet está siendo comprendido por más personas todos los días”[9]. Es en este cuadro de situación que las tecnologías de dos vías de Internet permiten un grado de interacción y participación comunicativa pocas veces visto. Uno de estos recursos técnicos es la denominada “publicación abierta”. “Publicación abierta significa que el proceso de crear las noticias es transparente a los lectores. Ellos pueden contribuir con una historia y pueden verla al instante aparecer en el grupo de historias públicamente disponibles. Esas historias se filtran lo menos posible para ayudar a los lectores a encontrar las historias que ellos quieren. Los lectores pueden ver decisiones editoriales hechas por otros. Ellos pueden ver cómo involucrarse y ayudar a tomar decisiones editoriales. Si ellos pueden pensar en una manera mejor para el software para ayudar a modelar las decisiones editoriales, pueden copiar el software porque es libre y cambiarlo y empezar su propio sitio. Si ellos quieren redistribuir las noticias, ellos pueden, preferentemente en un sitio de publicación abierta”[10]. También se conoce con el nombre de “edición abierta” a la posibilidad específica de que los usuarios puedan tomar decisiones editoriales en línea. El concepto que subyace en todos estos recursos es el “blogging”, que se basa en la posibilidad de “postear” en sitios en la Red artículos, imágenes, videos, etc. Con el auge de la telefonía celular y los recursos informáticos portátiles, fue que se empezó a hablar de “moblogging” (mobile blogging).

Quienes impulsan estos espacios sostienen que a través de ellos se pueden desafiar las restricciones que el sistema de medios impone: “Por todo su valor para el entretenimiento y la gestión de redes sociales, la promesa más importante del blogging es que pudiera ayudar a revivir la moribunda esfera pública que es tan esencial a la democracia como votar. (...) En Corea, Ohmynews ayudó a dar vuelta una elección y elegir a un presidente. Mundialmente, Indymedia proporcionó contramedios ad-hoc en la escena de protestas políticas. Durante las manifestaciones mundiales contra la invasión americana de Irak, el BBC Web sitio mostró instantáneas disparadas desde camaráfonos enviadas directamente a ellos por los participantes en las manifestaciones de Estocolmo a Roma. (...) El moblogging está en una convergencia de capacidades técnicas con la insaciable sed humana por nuevas maneras de aprender, crear, y comunicar, y la necesidad política para un periodismo par-a-par verdaderamente eficaz como una contra a los carteles del ‘disinfotainment’. (...) Alguna vez, los reporteros fueron héroes. Quizás el moblogging pueda ayudar a revivir esa vital tradición en peligro”[11].

No conocemos los límites de este proceso que está transformando a los procesos de comunicación y, eventualmente, a la sociedad; sin embargo, su influencia ya puede apreciarse en la Web comercial y jerárquica. La nueva concepción y, por ende, las nuevas prácticas, están modificando el sistema que las corporaciones del capitalismo tardío supieron construir. Al decir de uno de los fervorosos militantes de la publicación abierta, “nosotros no estamos trabajando para convencer a las personas de que ésta es una buena manera de hacer las cosas. Nosotros estamos proporcionando un espacio en que las personas puedan decidir ellos mismos si ésta es una buena manera de hacer las cosas”[12].

--------------------------------------------------------------------------------

[1] Habermas, Jürgen, Historia y crítica de la opinión pública, Gustavo Gilli, México, 1983, pág. 131.

[2] Ídem, pág. 133.

[3] Ídem, págs. 137-139.

[4] Hock, Dee, “An email from Dee Hock about the emergent democracy paper”, 10 de marzo de 2003 (http://joi.ito.com).

[5] Ito, Joichi, “Future of journalism”, 15 de mayo de 2003 (http://joi.ito.com).

[6] Rheingold, Howard, “Smart Mobs Revisited”, Online Journalism Review, 9 de julio de 2003 (www.ojr.org).

[7] Arnison, Matthew, “Open publishing is the same as free software”, 9 de junio de 2003 (http://www.physics.usyd.edu.au/~matthewa/catk/openpub.html.).

[8] Ídem.

[9] Rheingold, Howard, op.cít.

[10] Arnison, Matthew, op.cít.

[11] Rheingold, Howard, op.cít.

[12] Arnison, Matthew, op.cít.