jueves, diciembre 02, 2004

Sangre Leona: La Selección que supimos conseguir

Con el tercer puesto en el último Champions Trophy, llevado a cabo en Rosario, termina un ciclo destacado para la Selección Nacional de Hockey femenino, liderado por Sergio “Cachito” Vigil. Iniciado en 1997, comenzó su hora de gloria en 2000, en los Juegos Olímpicos de Sidney, con la obtención de la presa plateada en una recordada final con Australia (aquel equipo donde estaba Allison Annan, para algunos la mejor jugadora de la historia). Fue en ese torneo y luego de algunos reveses (particularmente una derrota ante España) se ganó el mote de “Leonas”, por sacar fuerzas de la debilidad y exhibir una garra que sorprendió al mundo.

Dice la sabiduría popular que, luego del presidente de la Nación, la figura pública más destacada es el técnico de la Selección Nacional de Fútbol. Recientemente, allí también se ha producido un recambio con el esperado arribo de José Pekerman, aquel gran formador de seleccionados juveniles. Pero lo que cabe destacar es el hecho de que la gestión anterior, la de Marcelo Bielsa, coincidió con la de Vigil, con desiguales procesos y resultados.

Valga la aclaración de que Vigil habló bien de Bielsa siempre que surgió la ocasión, deferencia que no pudo ser retribuida debido a la extrema parquedad de “el hermano del canciller y la vicegobernadora”. He allí un diferencia no menor entre ambos y, como ya dijimos, la preeminencia del técnico canalla de algún modo lo obligaba a comunicar tanto como lo hacen los presidentes (al menos los presidentes que no son De la Rúa).

Si usted, amigo lector, ha acompañado hasta aquí esta sucesión indefinida de digresiones, es porque sin duda se trata de una persona muy considerada, o en todo caso un verdadero amante del deporte. En aras de la claridad conceptual, trataremos de ir al punto. La tesis que subyace a estos apuntes es la siguiente: nuestras bravías Leonas y su caudillo fueron la selección que Bielsa y sus reclutas no pudieron nunca ser. Lo que en un equipo fue liderazgo motivador de la creatividad, en el otro fue incomunicación y tolerancia a la mediocridad. Lo que en un caso era juego amateur y garra, en el otro era un grupo de profesionales por debajo de sus capacidades. Lo que de un lado era juego colectivo, del otro fue muchas veces un manojo de individualidades. Finalmente, aquello que un término de la ecuación generó entusiasmo, por la otra parte solo causó aburrimiento (sobre este respecto, nótese la diferencia de entradas vendidas y de rating entre los últimos partidos de la era Bielsa y los primeros de la gestión Pekerman).

Recordemos que nuestras Leonas nos mantuvieron despiertos en la final del Mundial de Perth (Australia) de 2002, en aquella apretada definición por penales contra otra gran selección las temibles holandesas conducidas por Marc Lammers. Por su parte, “la selección de todos” nos hizo trasnochar para presenciar aquella olvidable eliminación frente a Suecia ese mismo año en el Mundial de Corea-Japón, con la expulsión de Caniggia desde el banco, para empeorar el cuadro general.

(Disculpe, pero acabo de tener un flashback: acabo de recordar la final del Cuatro Naciones de Córdoba en 2003; la única vez que las Leonas fueron a menos en un estilo de juego muy Bielsa, todo para atrás y atacando solo con centros desde los laterales. Por supuesto, ese partido lo perdieron frente a Holanda).

“Todo tiene un final, todo termina...”, cantaban los Vox Dei en su época de gloria (o después del éxito de Tango Feroz, como sea). Como ya dijimos, ambas selecciones han iniciado un proceso de recambio y transformación: la de fútbol ha comenzado una era más promisoria, y la de hockey se apresta a recambiar su cuerpo técnico, lo que se suma al retiro de algunas jugadoras (puntualmente así lo manifestó Vanina Oneto, delantera de San Fernando y Leona “fundadora”). Lo cierto es que cuando la Argentina necesitó una representación deportiva, las chicas estuvieron de pie. Y así se ganaron un lugar en el corazón de todos. Y eso no es poco...

Tal vez usted está pensando en qué lugar le toca en este pretendido panorama deportivo a la Selección Nacional de Básquet que condujo Rubén Magnano, con la estelaridad NBA de Emanuel Ginóbili. Pero ese tal vez sea tema de otra nota...

1 Comments:

At 12:10 p. m., Blogger Unknown said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Publicar un comentario

<< Home