jueves, diciembre 02, 2004

Cabezones acústico, 26 de noviembre, Centro Cultural Provincial: Cerca es estar

Empecemos diciendo esto: se siente muy bien haber seguido durante doce años a una banda destacada de la escena nacional, y haber acompañado su evolución. La verdad de la milanesa es la siguiente: Cabezones nunca fue una banda de género, sino que siempre fue Cabezones tocando tal o cual género; cuando eran punks, no se parecían a ninguna banda punk. Luego pasaron por el hardcore, por el nü metal, y por lo que diablos sea la maravilla que están haciendo ahora, influencia para otras bandas (hasta Carajo suena un poco cabezudo).

Los Cabezones reconocen en algún sentido que su eclecticismo es un típico producto santafesino. Y es particularmente cierto: un melómano de Santa Fe (a diferencia de lo que ocurre en Capital Federal, con su variada oferta) deberá indefectiblemente presenciar recitales de los más variados estilos; un músico (de igual manera) deberá tocar distintos estilos a lo largo de su carrera. Y eso genera un capital intelectual que nos hemos ganados por derecho propio.

Toda esta parrafada (bastante pretenciosa por cierto) viene a cuento de la presentación del formato acústico de Cabezones, inaugurado con el “disquito” Intraural. La excusa era la despedida del año en Santa Fe, y el comienzo de la espera del próximo LP, con fecha de lanzamiento 10 de marzo de 2005. La fiesta se concretó en el Centro Cultural Provincial, con transmisión de la Rock & Pop Net, para que los muchachos puedan demostrar que son “los Beatles santafesinos”, con sus diferentes pero convergentes caracteres (la seductora oscuridad de Andino, el “glamour langa” de Serniotti, la prestancia “elegante sport” de Collados, el severo oficio de Martínez, la frescura renovadora de Aput).

Pero la característica del formato incluye una curiosidad: el instrumento de Paganini, el sutil violín en manos de una Alejandra Papini que, como Miles Davis, no necesita tocar todas las notas, porque puede tocar las mejores. Una Alejandra Papini que le pone su propio color a la música... un color tirando a Celestito.

Como decíamos, es bueno ver la evolución de una banda, cuyos integrantes se han vuelto virtuosos instrumentistas (o virtuosos arreglistas, o que es mejor). Y en esta segunda presentación en la ciudad que fundó Garay, luego del Quilmes Rock Buenos Aires, el show acústico luce más que bien. Tal vez más serio, menos “fiestero” que en el Living 33; tan serio que pudimos ver a un César Andino formal... con traje y corbata.

Tal vez aquel punk rocker de pelo rojo furioso que parecía ser heredero de Johnny Rotten, aquel tatuado hardcore boy que aparentaba ser descendiente de Henry Rollins, en realidad quería ser David Bowie, quería ser Morrissey, quería ser Robert Smith. Sí, el mismo Robert Smith que compuso aquella “Lullaby” que los Cabezones interpretan impecablemente, con Papini en el teclado. Y en los ojos de Andino hay algo del delineador de Smith, pero también del delineador de Gustavo Angelini, ese cantante y frontman fantástico que desde Carneviva siempre nos hizo sentir que estábamos frente a una rockstar hecha y derecha. Y Andino ya merodeaba por allí... El mismo que es capaz de pronunciar sin mosquearse una de las frases más darks de la historia del rock: aquella que decía “Tengo un día demasiado gris, tan gris que los cuervos vuelan sobre mí...”. Pero la coherencia lo atraviesa a través de los evos: debajo de la corbata y la camisa aún lleva el tatuaje (circa fines de 1994) con el rostro que grita “Luchar hasta morir”...

Y la coherencia lo mantiene cerca de su más viejo amigo: Gustavo Martínez, otrora conocido como “Banana”, ese perfecto obrero del rock que lucha a pico y pala, a filo, contrafilo y punta, para tener a máquina cabezona funcionando. El mismo que da clases teórico-prácticas a las bandas que quieran mantenerse en el tiempo (lástima que los Cundey Molen no le hayan prestado tanta atención...).

Hubo lugar para un par de temas de Hijos de una nueva tierra, la mítica segunda placa de la banda, grabada por Andrés “Cabezón” Leduc en la batería (cuyo último cumpleaños coincidió con la presentación de Cabezones en el Quilmes Rock Santa Fe), pero presentada en vivo por Alejandro Collados, el mismo que puso la experiencia ganada en Miseria y en Koma 4 (y en el Almirante, ya que los miembros originales eran alumnos del Normal) al servicio del grupo de amigos que lo adoptó. Para esto, ha sabido cambiar ocasionalmente los parches por las teclas, a fin de adecuarse a las sutilezas de un show que por soft no es menos rockero. Y sí: vayan sabiendo que la idea es reeditar los dos primeros discos, Electroshock e Hijos de una nueva tierra, con bonus y extras, ahora que han caído los derechos de los sellos originales.

¿Qué decir de Esteban “Pichu” Serniotti, aquel guitarrista impúber que empezó a ser Cabezón antes de los quince años? ¿Qué decir de ese violero ingenioso cuyos arpegios y bases son minuciosamente estudiados por bandas como Pulmón? ¿Qué decir del ídolo de las chicas? Poco más que eso...

Y también estuvo el mendocino Leandro Aput, con su peinado “Cerati en Doble vida” (Cerati, ese flaco que hizo “Sueles dejarme solo”, el cover “cabezón” por antonomasia); el miembro más reciente, el productor de Much Music, ese que vino desde la tierra del Bordolino a redondear el mecanismo de una maquinaria aceitada.

Como en realidad no hemos contado casi nada del show propiamente dicho, podemos agregar como apostilla graciosa los dos pibes que, con cara trastornada, se preguntaban mutuamente “¿y este tema que es?”, refiriéndose a “Hijos”. Y quedará para el recuerdo que tocaron las dos versiones de “Irte”: la de Intraural propiamente dicha y la de Eclipse (sol) tocada acústicamente. Lo tienen a “Irte”, ¿no? Por las dudas:

Si te vas cruza la puerta
Y tira tus llaves al cerrar
No pronuncies mi nombre
Apura tus pasos y no mires detrás
No roces tu piel en mi carne
Ahoga mi sombra en mi oscuridad

Si te vas no lleves la luz de mi alba
Mi búsqueda
Y al despertar acostúmbrame
Si me lo pidieras
Te daría el sol
Y que inunde mi dolor
Abrázame

Si te vas no uses aquellas palabras que hablamos al sembrar
Era para siempre ahora es para nunca más
Nunca más


Mmmmm.... Esto alguna vez tuvo la voluntad de ser una crónica de un show excelente. Desgraciadamente, la fuerza de la banda y la subjetividad de quien escribe desbordaron la pretensión periodística. Ahora bien, si lo que usted busca es una reseña objetiva, tal vez tenga que buscar en otro lado...

7 Comments:

At 7:25 p. m., Blogger hunter said...

Ignacio: Hola! Mandé mails a las direcciones que me mandaste en la carta pero los mails me rebotaron.

Te quería agradecer por haberme enviado la revista. Todavía no pude leerla en este mes caótico pero ya habrá tiempo.

Besos!

 
At 2:36 p. m., Blogger Roberto Iza Valdés said...

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At 10:39 p. m., Blogger Roberto Iza Valdés said...

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At 4:16 p. m., Blogger Roberto Iza Valdés said...

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At 2:07 a. m., Blogger Roberto Iza Valdés said...

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At 12:52 p. m., Blogger Roberto Iza Valdés said...

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At 11:32 p. m., Blogger Unknown said...

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