miércoles, marzo 16, 2005

Ropa sucia en Wisteria Lane

¿Por qué Desperate Housewives se ha convertido en el nuevo fenómeno televisivo? ¿Qué se esconde detrás de las cortinas bordadas? ¿Acaso lo peor y lo mejor de nosotros?

Que la televisión norteamericana está en crisis, no es una novedad. Mientras la “reality TV” ocupa cada vez más espacio (como en todas partes, al parecer), los críticos ya han decretado “la muerte de las sitcoms”. Más de seis años después del final de Seinfeld, con Friends finalizada recientemente, ninguna comedia de situaciones parece conmover el ánimos de los estadounidenses, por lo que cualquier proyecto del género choca contra la impiedad de unos productores ávidos de resultados rápidos. Entremedio, Arrested development (con esa disfuncional familia imaginada por Mitchell Hurwitz) se ubica como la comedia más rara e inclasificable, mucho más admirada por los especialistas que por las masas.

En cuanto a las series dramáticas, se ha desinflado la oleada de espiritualidad que amagó instalarse tras el 11-S, con el cierre de las dos series creadas y producidas por Bryan Fuller, la exótica Wonderfalls y la excelente Dead like me (ambas series sostenidas en buena medida por sus talentosas, bonitas y fatalmente anómicas protagonistas: la simpática quebecoise Caroline Dhavernas y la inteligente y bocona Ellen Muth). La excepción es Joan of Arcadia, que sigue recibiendo sin interferencias los mandatos del Morador de la Zarza. El envío creado por Barbara Hall basa su popularidad en los buenos guiones y en el excelente elenco integrado por Joe Mantegna, Mary Steenburgen (junto con Moira Kelly de One Tree Hill, las mejores mamás de la tele), Amber Tamblyn (nueva referente adolescente alternativa), Jason Ritter (hijo del fallecido John), Michael Welch, Chris Marquette y Becky Wahlstrom.

Ante el agotamiento de los géneros, el éxito parece sonreírle a los productos que se mueven por diferentes registros. Y el paradigma de esto último (y del éxito de crítica y público también) es Desperate Housewives. De la comedia de enredos y el novelón de la tarde al drama y el thriller policial, pasando por el grotesco mas cruel, esta serie desanda todos las alternativas de la vida... como en la vida misma.

Marc Cherry, la mente detrás del nuevo tanque mediático, estuvo en el ostracismo durante muchos años (luego de haber creado a las Golden Girls, serie clásica sobre un grupo de señoras mayores) hasta que recibió de su madre la idea salvadora de hacer un programa sobre amas de casa suburbanas insatisfechas, cuando le dijo que criarlo a él y sus hermanos la había hecho sentirse desesperada algunas veces.

La historia se ubica en el aparentemente tranquilo barrio de Wisteria Lane, en la tranquila Fairview, y se inicia cuando Mary Alice Young (Brenda Strong), madre y esposa, decide quitarse la vida, dejando la intriga sobre los motivos sobre sus mejores amigas. La difunta pasa a ser la narradora omnisciente de las desventuras de las cuatro sobrevivientes, que mantienen una amistad de hierro a pesar de sus diversas personalidades.
La protagonista, por decirlo de alguna manera, es Susan Mayer, interpretada por Teri Hatcher, heroína “pelotazo” (que recuerda un poco a las personajes de comedia romántica interpretados por Sandra Bullock), divorciada y madre de una adolescente, que se ganó un Globo de Oro y un premio SAG por sus escenas de comedia disparatada, como la de caerse sobre una torta (en la cual se rompió dos costillas) o la mítica secuencia donde el auto de su ex marido le arranca la toalla, dejándola desnuda, cubierta solo con una maceta. Pero sus compañeras no se quedan atrás. Así tenemos a Eva Longoria como la mini (1,57 m) bomba latina y ex modelo (personaje que no le cuesta tanto, después de todo) Gabrielle Solís, capaz de entregar a su suegra a la policía para poder disfrutar de la compañía sexual de su jardinero; a Felicity Huffman en la piel de Lynette Scavo, ex ejecutiva exitosa (más que su marido) devenida en madre de tiempo completo de cuatro hijos, dos de ellos mellizos y problemáticos (chequear a la Cheryl de According to Jim para otro acercamiento a este tema); resulta dispuesta a hacer cualquier cosa para poder dominar a los infantes. Y por supuesto, quizás el personaje más complejo del grupo, la imbatible Bree Van De Kamp construida por Marcia Cross, especie de ama de casa perfecta de la “generación silenciosa” de posguerra (chequear el personaje de Julianne Moore en Las horas, de Stephen Daldry, en clave de crisis, o ver la parodia en Las mujeres perfectas, de Frank Oz); o como alguien la definió, “la Martha Stewart en esteroides”. Ella también tiene excelentes pases de comedia: es la única que puede obsesionarse con una mancha de queso en medio de un encuentro amoroso, o abstraerse hasta la insanía con el botón mal cosido de su terapeuta, o sermonear a su hijo sobre la pobre y vacía vida de las strippers... en un club de strippers.

En cuanto a la prosapia cómica, tres de las integrantes del elenco han tenido participaciones memorables en Seinfeld: Strong fue Sue Ellen Mishkie, mejor conocida como “la maravilla sin sostén”; Hatcher fue Sidra, otra rival de Elaine; y Cross fue la novia dermatóloga de Jerry. Pero dijimos que había mucho más que comedia, y que todo había comenzado con un suicidio. Veremos así crecer la intriga que involucra a la familia de la pobre Mary Alice: hay un hilo oscuro que ata a su marido Paul (Mark Moses) y su hijo Zach (Cody Kasch)... que no es lo que parece, al menos en lo que respecta a la relación víctima-victimario y su implicación el en trágico destino de la mujer. Comprobaremos también que el simpático y galante plomero Mike Delfino (James Denton), por el cual Susan se desvive y llega a confrontar a sangre y fuego con la seductora Edie Britt (Nicollette Sheridan), en realidad es una especie de investigador en busca de los secretos más inmencionables de los vecinos de “la jungla suburbana”. Y, por supuesto, seguirá muriendo gente a medida que transcurran los capítulos...

En lo que respecta a los demás personajes, agregan complejidad a este mundo silenciosamente tragicómico. Andrea Bowen es Julie, la hija (y a veces la figura materna) de la atribulada Susan; Ricardo Antonio Chavira es Carlos Solís, el engañado marido de Gabrielle, con severos problemas con la justicia; Steven Culp encarna a Rex Van De Kamp, la otra mitad del no tan perfecto matrimonio de Bree; Jesse Metcalfe se luce como John Rowland, el adolescente jardinero objeto del deseo de Gabrielle; Doug Savant se suma como Tom Scavo, el esposo de Lynette, quien se mueve entre desmerecer su trabajo y amedrentarse por la capacidad de su señora para desenvolverse en el mundo de los negocios; y finalmente, como estrella invitada, Lupe Ontiveros le da carnadura a Juanita Solís, la temida suegra de Gabrielle (en su papel de matriarca tiránica estrenado en Las mujeres verdaderas tienen curvas, de Patricia Cardoso; aunque tampoco podemos olvidar a su personaje de Consuelo, la mucama de Storytelling, de Todd Solondz). Por todo esto, la serie obtuvo un premio SAG (del Sindicato de Actores de Pantalla) al mejor elenco en conjunto.

Todo esto es demasiado para unas serie tan nueva (llevaba 15 episodios al 20 de febrero último). Mientras la primera temporada arriba lentamente a su desenlace, ya se está hablando de lanzar spin-offs (historias independientes) con algunos de los personajes más destacados. Como sea, la serie ya ha tomado por asalto la pantalla chica. las cuatro protagonistas han comenzado a ocupar el lugar estelar de las chicas de Sex and the City (Sarah Jessica Parker, Kim Cattrall, Kristin Davis y Cynthia Nixon). Pero fundamentalmente, se han metido en la conciencia de miles de televidentes. Porque estas amas de casa desesperadas han descubierto que, detrás de los jardines perfectos, de las ventanas relucientes, de las buenas calificaciones y de las carreras exitosas, “todo el mundo tiene una pequeña ropa sucia”, tal como reza el slogan del programa. Y ese es un hallazgo que cambiará sus vidas para siempre.

1 Comments:

At 9:27 p. m., Blogger Juan Angel Szama said...

ahora solo le hablas a "mogul". te olvidaste de los desposeidos?. jeje.

 

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